El romance entre Florián e Imperio
JAVIER OCAÑA
Calle Carretas, número 14. Patio de butacas del desaparecido Teatro Romea de Madrid. Año 1927. Un hombre ocupa durante 15 días seguidos la misma butaca de primera fila para ver bailar a Imperio Argentina. Es el director de cine Florián Rey, en busca de una nueva actriz para encabezar el cartel de su próxima película: La hermana San Sulpicio. Entre ellos, llamados realmente Antonio Martínez del Castillo y Magdalena Nile del Río, no solo va a surgir una relación profesional. También el amor.
Siete años después, tras protagonizar Imperio las cintas de Florián Los claveles de la Virgen y El novio de mamá, ambos se casan por lo civil en julio de 1934, coincidiendo precisamente con la realización de una nueva versión de La hermana San Sulpicio, esta vez ya sonora. La Ley de Divorcio española de 1932 permite que Rey deje atrás su matrimonio con su primera esposa, la también actriz Pilar González Torres, una de las protagonistas de La aldea maldita (1930), dirigida por su marido, seguramente la producción más importante del cine mudo español. Un reportaje de la época, alambicado y redicho, escrito por el periodista Luis G. de Linares en la revista Crónica, del que da cuenta Agustín Sánchez Vidal en su biografía de Florián Rey, revela los pormenores del rodaje de La hermana San Sulpicio en 1934 e intenta la poesía: “Después del trabajo los recién casados huyen hacia un hotelito escondido en las afueras de Madrid. Y dicen, no sé si será verdad, que Imperio se inclina todas las noches sobre una blanca flor con los ojos nublados por la más bella de las ilusiones femeninas; que todo lo que cose es muy chiquito, muy chiquito; que en sus manos blancas y transparentes la aguja tiembla…”. El 13 de abril de 1935 nace el único hijo del matrimonio: Florián Martínez Nile. Luego llegarían Nobleza baturra (1935) y Morena Clara (1936), siempre con Argentina como estrella. Más tarde la pareja emprendería su famoso viaje a Berlín durante la Guerra Civil para filmar Carmen la de Triana (1938) y La canción de Aixa (1939) en los estudios de la UFA, entre nazis y acogidos por Hitler y Goebbels, el punto de partida escogido por Fernando Trueba para la trama de La niña de tus ojos.
Pero el amor dura poco más. En ese mismo año 1939 la pareja se separa. Argentina tiene una relación con el actor Rafael Rivelles, y más tarde se vuelve a casar dos veces: con Joaquín Goyanes, con el que tiene una hija, y con Ramón Baíllo. Florián tiene a partir de entonces una carrera y una vida declinantes. Como dice Sánchez Vidal en su libro: “No puede resignarse a la clase de infracine que le obligan a hacer”.