26-01-2016
WEBSERIES “En Internet, la gente te pide que vayas un poco más al límite”
La gallega ‘El Método Sueco’ reivindica el humor sin tabúes ni pelos en la lengua. Hablamos con los dos actores protagonistas y su director: “Grabamos los cinco primeros capítulos con un capital de 70 euros”
E. TEIXO
El Método Sueco nació de las cabezas de los veinteañeros Óscar Cruz (Pontevedra, 1991) y Jorge Boquete (A Coruña, 1991). Compañeros en las aulas de la facultad de Comunicación Audiovisual, crearon la asociación cultural Porco Bravú e idearon un serial gamberro basado en píldoras de humor directo y sin cortapisas, duro al mentón. El capítulo piloto fue difundido en diciembre de 2014 y, apenas unos meses después, El Método Sueco se hacía con el galardón a la Mejor Webserie en los Premios Mestre Mateo del audiovisual gallego.
La columna vertebral del asunto se asienta en tres puntos: la escritura irreverente de Cruz, la dirección natural e intuitiva de Boquete y la interpretación desbocada de Enrique Lojo (A Coruña, 1988), otro guionista con talento innato para la actuación. En la ficción, Lojo y Cruz interpretan a dos modernos Caín y Abel hablando de sus cosas.
- Quique Lojo: A mí me llamaron para dar la chapa. Está mal que lo diga, porque le tengo cariño, pero Óscar es la oreja. Y yo soy el cabroncete, que es mucho más divertido, porque en la vida real no puedes serlo.
- Óscar Cruz: Yo soy la oreja y él es el puño que la golpea. Formulamos el guion en base a eso. Quique es mezquino y yo aprendo a base de palos.
Entre todos reflexionan -escandalícense ahora y/o sigan leyendo- sobre lo que se debe permitir que la pareja de uno verbalice en la cama; si es preferible mantener relaciones sexuales con un bebé del tamaño de un señor o con un señor pequeño como un bebé; o si es coherente dejar que den una paliza a tu hermano si eres cobarde de corazón. Aunque cuentan con algunos episodios escritos por colegas invitados, el grueso de los guiones de El Método Sueco corresponde a Óscar Cruz. “Buscamos premeditadamente temas escabrosos para dirigirnos a determinado tipo de público”, explica él. “Teníamos referentes como Louie o The office. Hay cosas de las que uno no debe reírse, pero que hacen gracia cuando las descontextualizas. A mí me gusta este humor: la comedia que nace del drama. Con tiempo y distancia, a muchas situaciones dramáticas se les puede encontrar algo gracioso”.
- Jorge Boquete: No puedes poner límites en Internet, ni tratar de que sea como la tele, porque no lo es. Aquí, la gente te pide que vayas un poco más al límite.
- Pero, ¿cuánto hay de vivencia real en los diálogos plasmados en este serial?
- Óscar Cruz: El capítulo 1, Me llama puta, está basado en algo que me pasó a mí. Estuve con una mujer que, en la cama, me insultaba. El capítulo 3, ¿Tú qué prefieres?, es un clásico entre amigos llevado al extremo. Nos gusta deformar estas situaciones cotidianas.
- ¿Por qué, teniendo un concepto tan claro, dan cabida a otros guiones escritos por terceros?
- Óscar Cruz: En Internet prima la originalidad, el formato rompedor. A nosotros nos pareció que nuestro punto diferenciador debía ser la escritura. Pero quisimos contar con otros puntos de vista, dar importancia a otros guionistas de nuestra generación que crecen ahora en internet.
- Quique Lojo: Nos gusta colaborar: las ideas crecen y todo el mundo gana. También es verdad que, como el lucro es casi inexistente, compartir es más fácil [ríe].
- Jorge Boquete: Hay una escena de gente que nos gusta, con la que tenemos muchas cosas en común. Los creadores de Malviviendo, por ejemplo, se implicaron muchísimo.
- Quique Lojo: Todo ese grupo son amigos; son un amor. Sé que les llega la revista ACTÚA, así que vamos a mandarles saludos y bellas palabras para ellos...
- En El Método Sueco aparecen cómicos populares de la TVG, como Xosé Antonio Touriñán y Marcos Pereiro. ¿Habrá más rostros conocidos en próximos episodios?
- Jorge Boquete: Es muy importante y motiva mucho que actores que ya tienen un sitio en la industria se presten desinteresadamente a ayudar a quien empieza. Habrá nuevos invitados, sí. Xúlio Abonjo, probablemente. Queremos contar con él.
- Quique Lojo: Es muy riquiño. La gente con más talento es la más normal. Los raritos suelen ser mediocres.
La realidad de las webseries
Además del premio Mestre Mateo a la mejor webserie gallega, El Método Sueco ha obtenido un tercer puesto en en Prado Real Webfest y menciones especiales en el Festival de Cine de Girona y el Websurfestival. Pero, ¿para qué sirven estos reconocimientos? “Es un poco mito”, dice el director. “Te llaman, te hacen entrevistas, te felicitan y las visitas aumentan. Pero todavía somos una mierdecilla en la inmensidad de Internet. Y eso que tenemos una media de 1.500 a 2.000 visitas por capítulo. Quitando Entertainment y algunas pocas más... No hay muchas series que tengan más volumen que nosotros. El vídeo con David Sainz, la primera promo de lanzamiento que hicimos, en la que se bromeaba con el sida, tiene tantas visitas como la suma de todo el resto de la serie.
- Quique Lojo: Yo creo que lo importante es que te vea la gente correcta. El número de suscriptores es lo que debes valorar. Esa es tu comunidad.
- Jorge Boquete: Tenemos casi 900 suscriptores. Es una cifra para estar contentos.
- ¿Es España potencia mundial en producción de webseries?
- Quique Lojo: En producción, sí. Pero no seremos potencia hasta que no seamos industria, y para eso tiene que haber un rédito económico. También veo otra parte positiva: un montón de chavales comiéndole tiempo al sueño a cambio de nada más que la ilusión de trabajar y sacar adelante sus proyectos. Sigue pendiente rentabilizar todo eso a través de un circuito estable, ya no digo con apoyos de entidades públicas, que eso lo doy por perdido.
- Jorge Boquete: Hemos pagado El Método Sueco con dinero que obteníamos de otros trabajos de Porco Bravú como productora. Grabar un evento, por ejemplo. Montar un videoclip. Todo se iba invirtiendo en la serie. Pero, claro, eso no es un modelo de negocio. Durante un tiempo sacamos material técnico de estrangis de la universidad. Grabamos los cinco primeros capítulos con un capital real de 70 euros. Nos los gastamos, en su mayor parte, en bocatas. Pero, si todo el mundo hubiese cobrado por convenio, entonces cada capítulo podría haber costado entre 10.000 y 15.000 euros. Es imposible.
Futuro inquieto El equipo de El Método Sueco, con siete capítulos divulgados en el momento de cerrar este reportaje, tiene otras cuatro píldoras ya guionizadas y pendientes de producción. No descartan nada: ese podría ser el cierre de la colección, o bien podrían ampliar el número de entregas si reciben algún texto que los motive, o preparar una segunda temporada, o quién sabe si adaptar la idea a un largometraje. “Nos hemos planteado, para el futuro, una peli con El Método Sueco”, desvela Óscar Cruz. “Tenemos la idea y el título: Edipo gay. Es una reconstrucción, claro, del mito clásico”. Estiman, en cualquier caso, que podrán entregar el episodio 8 a partir de enero. Antes, la productora Porco Bravú estrenará El comediante, un cortometraje de 30 minutos de duración escrito y dirigido por Cruz como trabajo universitario de fin de Grado. Pero no son los únicos planes de futuro de este grupo inquieto.
- Jorge Boquete: Preparamos una webserie ambientada en la tienda de cómics Alita, en A Coruña. La idea es bastante Kevin Smith; da mucho juego. Escribirán Quique y Óscar y estrenaremos el año próximo. - Quique Lojo: Cuando produces para internet, la financiación puede venir más fácilmente de una marca. En este caso, una tienda de cómics. Yo, además, trabajo en un proyecto con David Sainz y comienzo un rodaje de actor en una serie de la TVG. Lo que más me gusta es el guion. Pero actuar también. He hecho papeles episódicos. Cosas de vez en cuando. Al actuar hago lo que me pongan, sin problema.
¿Cómo de útil es la Universidad?
El Método Sueco es, en origen, un proyecto nacido en la facultad de Comunicación Audiovisual. Sin embargo, Jorge Boquete es crítico con el valor real de las aulas a la hora de afrontar un futuro profesional en el sector audiovisual: “En tercer curso mandé todo al carajo. Fue una decisión consciente. Estaba muy frustrado. Querían enseñarme cosas inútiles y no sabía nada de producción real”.
Enrique Lojo, que sí terminó la carrera, profundiza: “En la universidad se hacen castillos en el aire desde el púlpito de la teoría. No bajan al barro ni se ensucian. Vas por las facultades y te das cuenta de la brecha tan grande que hay con la industria real. Mientras esa brecha exista, yo entiendo que gente como Jorge diga, mira, yo quiero hacer cosas, no perder mi tiempo”. “Es que la universidad cuesta dinero, no es gratis”, concluye el director. “Y yo tengo que pensar qué me resultará más útil, si invertir en pagarme la matrícula o financiarme un proyecto propio con el que aprender”. Lecturas adicionalesLatin Artis celebra en Perú su reunión anual con un programa centrado en los retos que plantea la Inteligencia Artificial #LeerSientaDeCine: "Que no se te note", el alegato de la actriz Rocío Saiz por la diversidad en clave femenina "L"edat imminent" deja un hueco a la ternura en la cartelera cinematográfica #AluCineEnREDes: Juan Diego Botto desvela su "libro de ficción favorito". Y escuece |
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