A su vez, podemos analizar desde una perspectiva territorial el fenómeno del desempleo en la profesión, el más relevante de cuantos confluyen en este estudio sociológico. La desocupación más elevada en el mundo profesional se registra en La Rioja, Asturias y Castilla y León, con niveles superiores al 60 por ciento en los tres casos. También es muy mala (por encima del 50 por ciento) la situación en, por este orden, Navarra, País Vasco, Andalucía y Comunidad Valenciana. Las comunidades con una situación laboral algo más halagüeña son Extremadura, Castilla-La Mancha y Baleares, todas ellas en torno al 33 por ciento como tasa de desempleo en el sector interpretativo.
¿Hipoteca? ¿Y eso qué es?
Al pormenorizado análisis estadístico se le suma, en este trabajo del sociólogo Walter Actis para la Fundación AISGE, una serie de entrevistas con representantes sindicales del sector. Para mayor abundancia, se incluye también la información procedente de ocho grupos de discusión entre profesionales del sector que analizaron cómo era la realidad cotidiana en su trabajo. Con carácter confidencial, la Fundación AISGE reunió a más de 50 de sus socios y socias en un total de ocho reuniones de trabajo. La sede de Madrid acogió una reunión de actores jóvenes (20 a 30 años), otra de maduros (50 a 60) y una tercera de bailarines (25 a 35 años). En Barcelona se reunieron actores de 25 a 35 años y de 40 a 50 años, así como bailarines de 40 a 49. En la delegación de AISGE en San Sebastián se dieron cita varios actores de 25 a 35 años. Por último, la sede sevillana fue testigo del encuentro de un grupo de actores entre 45 y 55 años. En todos los grupos participaron profesionales de ambos sexos.
Las intervenciones arrojan un ingente volumen de apreciaciones sobre el sector, pero, en términos generales, corroboran que las remuneraciones “bajan”, aumentan los trabajos no pagados y, en consecuencia, “cada vez es más difícil vivir del oficio”. La percepción nítida de los profesionales es que por las mismas tareas se cobra en la actualidad mucho menos que en épocas anteriores. Y ello, entre algunos jóvenes, se traduce en la necesidad de regresar al hogar paterno. “No paro de trabajar: cortos, teatro… Y no gano un duro”, confiesa un participante en el grupo de actores jóvenes de Madrid. Y una chica le contesta: “El problema es que, cuando pillas un trabajo, no te da suficiente como para vivir todo el tiempo que vas a estar sin trabajo (…). Mi pareja y yo somos actores, vamos a pique. Nos estamos planteando que uno de los dos pase a tener una cosa segura, porque, de lo contrario, no podemos hacer crecer una familia”.
Entre los jóvenes se genera, además, un fuerte debate en torno a la participación en proyectos creativos sin recursos y la explotación laboral. Se trata de una dinámica peligrosa, puesto que los actores, de alguna manera, pueden acabar como cómplices del deterioro de sus propias condiciones de empleo. “Yo hago un montón de cosas que no cobro, pero un montón. ¿Y voy a decir que no? Bueno, es lo de siempre: ¿dónde está el límite?”, revela una mujer del grupo de San Sebastián. A lo que otra compañera refrenda: “Cuántas veces hemos hecho cortos que no hemos cobrado. Pero los técnicos cobran. A este paso, se van a hacer eternamente cortos en los que los técnicos cobran y los actores no”.
La situación, en definitiva, es difícil en el momento de la elaboración de esta Situación sociolaboral del colectivo de actores y bailarines en España, y poco halagüeña de cara a los años que se nos avecinan. En cualquier caso, siempre quedarán dos factores: el talento y el humor. El que demostraron en un momento dado los integrantes del grupo de discusión de Sevilla. “Yo no tengo hijos”, detallaba una joven, “pero imagino que ahora le debería a todo el mundo si tuviese hijos e hipotecas y todo ese tipo de cosas”. Y un chico le respondió: “¿Hipoteca ¿Eso qué es, un pueblo de Barcelona?”. Las risas se apoderaron de la mesa.