El premiado 'Tótem Loba' como carta de presentación para una prometedora actriz
Isa Montalbán se lleva el Premio AISGE a la mejor interpretación femenina en el Festival Ibérico de Cinema de Badajoz por protagonizar con brío el debut de Verónica Echegui como directora
WILLY LÓPEZ
FOTOS: CORTOMETRAJE TÓTEM LOBA
Venga a nosotras tu reino, o lo que es lo mismo, Tótem Loba. Proyectos que cambian de nombre en el último momento, pero esperemos que jamás cambien ni un solo plano. Hablamos del primer cortometraje de Verónica Echegui como directora y de la prometedora actriz Isa Montalbán. Se trata de un trabajo duro, autobiográfico, potente, inquietante. En algo más de 20 minutos podemos recibir de Tótem Loba aullidos en forma de caza, tradición, sororidad, ingenuidad, desinformación y rasguños de la versión más agonizante de la Caperucita roja de Perrault.
Este relato nos acerca al incipiente trabajo de la actriz Isa Montalbán, que encarna un momento trágico en la vida de Echegui. Con sutil destreza nos sumerge en la angustia que puede pasar desapercibida en un contexto social y cultural que ha normalizado aquello que a menudo no lo es. Montalbán quiso ser actriz desde muy pequeña, desde ese momento en el que el teatro de la escuela te atrapa y se vive como un segundo hogar. Si hubo un momento clave para confirmar su apuesta por esta profesión, ese se lo brindó Moulin Rouge!, hasta el punto de mantener el sueño de hacer un musical en la gran pantalla. La hemos visto recientemente en Solo una vez (Guillermo Ríos) y va a estrenar en los próximos meses La inmensidad y Carl Sagan (Clara Martínez-Lázaro) y Hollyblood (Jesús Font).
Además del trofeo de mejor actriz, Tótem loba, el debut de la actriz Verónica Echegui tras las cámaras, ha cosechado muy importantes reconocimientos en el Festival Ibérico de Cinema de Badajoz: el Premio Onofre a la mejor dirección, el Premio del Público y el Premio Luis Alcoriza del Jurado Joven. Esta historia le ha servido a Echegui para plantear una reflexión sobre las fiestas y tradiciones populares en las que no solo se ejerce violencia hacia las mujeres, sino que además esa violencia haya sido normalizada por el conjunto de la sociedad. La inspiración le surgió a la ahora directora a raíz de una experiencia que ella misma sufrió a los 17 años en el transcurso de unas fiestas patronales. Isa Montalbán encarna en el corto a una chica que acepta la invitación de su amiga Raquel a los festejos de su pueblo, pero lo que promete ser una experiencia divertida acaba convirtiéndose en pesadilla.
– ¿Qué supone conseguir este galardón para una joven actriz como usted?
– Me hizo mucha ilusión porque no me lo esperaba. Cuando me llamaron para decírmelo me sentí muy contenta. Al fin y al cabo, se agradece porque es como premiar el trabajo que te has estado currando durante meses, las horas de ensayos, de incertidumbre y demás.
– ¿Cuándo le dijeron que sería la protagonista de Tótem Loba?
– Recuerdo que el casting fue bastante largo. Tuvimos que realizar varias pruebas hasta que me confirmaron que me habían seleccionado para hacer de Estíbaliz. Una vez que Vero [Verónica Echegui] nos contó que era una historia personal, le gustó la improvisación y mis características interpretativas para narrar lo que ella quería plasmar en el corto. Luego trabajamos el personaje con muchas pruebas de ensayo para interiorizarlo y encontrar el punto en el que está la protagonista y el proceso por el que pasa para adaptarnos de la forma más natural posible al guion.
– Los cortometrajes suelen filmarse en pocos días o semanas, con una actividad frenética. Cuéntenos cómo se desarrolló este proceso en Tótem Loba.
– El rodaje fue en un pueblito de Cuenca durante bastantes días y con un ritmo bastante fuerte. Las escenas se rodaban a todas las horas del día, y eso hizo que fuera intenso, pero a la vez bastante divertido, ya que todos los actores congeniamos bastante bien. Aunque hay escenas bastante duras, gracias a ese buen ambiente las sobrellevamos de manera amena.
– En momentos del metraje usted lo pasa realmente mal, incluso fuera de la piel del personaje que encarna. ¿Cómo asumió este papel, nacido de una situación crítica que vivió la propia directora? ¿Cómo lo llevó a su terreno sin pisar la historia vivida por Verónica Echegui?
– Sentí algo de presión al enterarme de que el papel que yo interpretaría se enfrentaba a una vivencia real de ella. Y es que, al fin y al cabo, no hay nadie mejor que ella para expresar lo que sintió. Esa presión añadida rápidamente se difuminó: congenié estupendamente con Vero y sentí su misma rabia e impotencia al leer el guion. Trabajar con una directora que ya ha pasado por tu situación a la hora de rodar [Echegui es también actriz] ayuda mucho. Entiende lo que hay detrás de una interpretación, por eso creo que es una gran directora. Yo simplemente intento interpretar al personaje sin cadenas. Es mi forma de actuar.
– Es usted joven, le queda una carrera larga. Y en ella tendrá que construir muchos personajes distintos. ¿Cómo preparó su papel en este corto?
– Jugamos mucho con la improvisación. No se quería, por el tema que se iba a tratar, seguir a rajatabla el guion. De esa manera seríamos más naturales para ver hasta dónde podíamos llegar con las emociones, coger luego el texto y que fuera más fluido. Al ser mujer, no fue difícil ponerse en la piel del personaje, entender que puede llegar a pasar algo así.
– Cuando hay que trabajar un papel con el que uno no se siente realmente identificado, ¿se complica la preparación o forma parte de la profesión?
– Forma parte de nuestro trabajo. No tenemos que juzgar los elementos que nos distorsionen del personaje, ya que nos iríamos lejos de nuestra interpretación. Como pasa en cualquier trabajo del mundo, debemos asumir que no siempre todo será de nuestro gusto.
– ¡Ojo! Esto puede ser un espóiler en toda regla para el público que quiera ver el corto, pero tengo que preguntárselo: ¿qué sintió cuando al final del metraje le preguntan si está bien, se da la vuelta y silba al perro que ladra?
– Lo que sentí yo, Estíbaliz en el corto y el resto de equipo fue una especie de alivio. Por fin, de alguna forma, el personaje se da cuenta de que pasan cosas que no tenía que haber permitido. Es importante escucharse a uno mismo, y más vale tarde que nunca.