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30-11-2017

Javier Bardem
y la mirada del hipopótamo
 
El oscarizado actor presentó en Madrid la película ‘Loving Pablo’ en un jugoso coloquio con socios de AISGE
 
DAVID SAAVEDRA
Javier Bardem se encuentra en uno de los más frenéticos momentos de su ya extensa carrera interpretativa. Al acto celebrado este miércoles 29 en el madrileño Cine Paz llegó in extremis, ya que estos días se encuentra rodando en la capital de España Todos lo saben bajo la dirección del iraní Asghar Farhadi, y en la que vuelve a compartir protagonismo con Penélope Cruz. La pareja de actores es también el principal atractivo de Loving Pablo, coproducida por el propio Bardem y dirigida por Fernando León de Aranoa. El pase privado de la cinta –que aún no tiene fijada su fecha de estreno comercial- sirvió para que la Fundación AISGE organizara un coloquio con más de un centenar de compañeros de profesión. Entre los asistentes se pudieron divisar muchos rostros populares, desde Imanol Arias a Inma Cuesta, Lola Herrera, Bárbara Lennie, Clara Lago, Carlos Areces, Daniel Guzmán, Santiago Segura, Javier Cámara, Natalia Dicenta, Natalia Millán, Martiño Rivas, Carles Francino, Hiba Abouk, Javier Pereira, Juanjo Cucalón, Alicia Borrachero, Bárbara Santa Cruz, Paca Gabaldón, Enrique Simón, Pilar Ordóñez, Rubén de Eguía o Pablo Carbonell, y jóvenes emergentes como Ruth Armas, Héctor González, Nicolás Gaude, Adrián Expósito, Violeta Orgaz, Guillermo Barrientos o Álex Villazán.
 
   En un diálogo introducido y moderado por Abel Martín, director general de AISGE, Javier Bardem comenzó explicando la génesis del proyecto, una película biográfica sobre el narcotraficante colombiano Pablo Escobar basada en el libro Amando a Pablo, odiando a Escobar de Virginia Vallejo, una famosa presentadora televisiva que también fue su amante. “En el año 96 empecé a interesarme muchísimo por el personaje, cuando aún no le interesaba a nadie. Yo quería producir esa película y que Fernando la dirigiese”, explicó el actor, consciente de la rémora que ha supuesto el éxito previo de la serie televisiva Narcos, también centrada en la figura de Escobar. “Cuando fuimos con la película a los festivales de Venecia, Toronto y San Sebastián, en todos ellos me preguntaban por la serie, y la verdad es que no he visto ningún capítulo”, apuntó. “El largo de Benicio del Toro [Escobar: Paraíso perdido, 2014] sí lo vi porque soy muy amigo de su director, Andrea Di Stefano, pero la verdad es que no quería que me influyeran los acercamientos de otros actores. Que ya haya grandes intérpretes que han encarnado a Pablo Escobar antes que yo te hace mella, claro, pero yo quería poner mi semillita. Es una razón suficiente para levantarse y creer en ello”, afirmó.
 
 

 
 
   ¿Cuál era la perspectiva que el español quería aportarle al personaje? “He leído mucho sobre él, y lo que más me llamaba la atención era su energía pasiva. Él es un hipopótamo, que es el animal más salvaje de la estepa. Por eso hay un plano mío que le imploré a Fernando, saliendo de la piscina desde debajo del agua, antes de ordenar un asesinato: esa es la mirada del hipopótamo. Me gusta su humor, que proviene de la cultura colombiana, muy soterrado. Y también me interesaba su relación con la familia. Yo quería enseñar el corazón del monstruo”.
 
   Ante la pregunta de una compañera sobre las dificultades que acarrea la composición de un psicópata, Bardem recalcó: “lo interesante es que todo el mundo decía que era un buen padre, muy amoroso, pero de pronto él podía ir matando a los padres de otros hijos. Un aspecto importante era su orgullo, la necesidad de respeto. Él no quería que la gente lo mirase de tú a tú, quería tener a todo un país de rodillas”. El intérprete también realizó una comparación ente Escobar y el psicópata más famoso que ha encarnado, el de Anton Chigurh en No es país para viejos, que le valió su Óscar al Mejor Actor Secundario en 2008. “Ese personaje de la película de los Coen no sentía empatía, pero Pablo Escobar sí”.
 
Una producción dificultosa
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención sobre Loving Pablo es que se haya rodado en inglés. Bardem lo justificó alegando las dificultades de financiación de un proyecto que ha tardado dos décadas en llevarse a cabo: “Nos dimos cuenta de que las películas en castellano no se producen porque no se venden fuera, y para hacer esta historia necesitas dinero. Fernando y yo le dimos muchas vueltas al tema y, evidentemente, hay en ello una cuestión de verosimilitud, pero también supuso un reto”. El acercamiento al idioma no fue convencional, ya que los actores hablan en inglés pero manteniendo el acento colombiano paisa e intercalando de vez en cuando expresiones en castellano. “Teníamos dos coaches, una paisa de Medellín y otro que nos enseñó el rolo bogotano, el acento de las clases altas. También aprendí mucho de una chica de maquillaje que decía unas burradas que ni Pablo Escobar. Yo sin esa música que escuchaba constantemente no podría haber trabajado, y todo eso ha sido gracias a Colombia. Si hubiésemos rodado en España habría sido un desastre”, aseveró el protagonista de la noche mientras era alabado por una compañera ecuatoriana que se congratuló de la credibilidad del acento mostrado por él en el filme.
 
 

 
 
   Mayor dificultad fue el propio ritmo de vida colombiano. Bardem aludió, por ejemplo, al “trancón”, los inevitables y monumentales atascos que se registran entre las 6 y las 9 de la mañana. “La película se rodó en ocho semanas y había de tres a cuatro localizaciones diarias. Hacíamos una toma y nos movíamos”. Ante la pregunta de cómo se llevaba el trabajo en altura, él respondió: “¡no nos daba tiempo ni de marearnos!”. Y, cuando alguien inquirió si había utilizado algún doble, reveló que tan solo “un señor que corre desnudo por la selva”, y de cuyo trabajo habló maravillas: “El día anterior se le había quemado su casa, me daba mucha pena, pero yo terminé animándole, corriendo detrás de él, ¡pero no desnudo, claro!”. Hubo varias preguntas sobre los kilos que había engordado para desarrollar el papel. “La historia se alarga durante 15, 20 años. Al principio Pablo tenía un atractivo, pero luego se quedó muy descompuesto. El tema del físico y el peso era muy complicado de seguir cronológicamente, así que hubo que hacer mucho uso del maquillaje. En realidad, no engordé tanto como parece, tuve que subir unos kilitos porque venía de rodar Mother! con Darren Aronofsky y ahí hacía de galán, pero el problema fue después: acabamos en Navidades y me tocó hacer dieta”.
 
Turno de alabanzas
Javier Bardem no escatimó elogios a compañeros de profesión. De Fernando León de Aranoa, por ejemplo, certificó que estaba en el proyecto de Loving Pablo desde el principio y que se convirtió prácticamente en su hermano, al igual que Luis Tosar, cuando los tres coincidieron en el rodaje de Los lunes al sol. “Una cuestión maravillosa que encontré es que, a los 32 años, puedes hacer amigos del alma, como fue el caso. Fernando es muy trabajador, se leyó y vio todo sobre Pablo Escobar e hizo una estupenda adaptación del libro de Virginia Vallejo”, afirmó el actor.
 
   Ante la pregunta de desde qué lugar empieza a trabajar a la hora de componer un personaje procedente de la realidad, citó a José Mota como un consumado “maestro de la imitación”. “Eso hay que saber hacerlo, ponerte delante del televisor y encontrar algo que te conecte con el personaje. Nuestro trabajo como actores es el mismo. Hay que traerlo para abajo y entender por qué hace lo que hace. Hay que sostenerlo”. Sobre Asghar Farhadi contó: “él me motivó a trabajar sin red. Yo no hago parapente ni deportes de riesgo. El mío es la interpretación, y si te pegas la hostia, te la pegas. Asghar trabaja así: a lo que más valor da no es a lo que consigues, sino a lo que no conoces”.
 
 

Descargar'>Bardem y Penélope Cruz, en una de las escenas iniciales de 'Loving Pablo'

Bardem y Penélope Cruz, en una de las escenas iniciales de 'Loving Pablo'

 
 
   No faltaron piropos, para finalizar, a la labor de Penélope Cruz. “Ella ha tenido un trabajo mucho más difícil que el mío en la película, porque Virginia Vallejo era poco menos que la Ana Obregón de los 80 en Colombia. Eso hay que sostenerlo y tener el valor de hacerlo, y el mayor trabajo de composición fue el que desarrolló ella. Contener es fácil, pero ella no contiene, es todo extroversión. Es muy difícil gritar como Virginia Vallejo”, concluyó.
 
El dolor de la interpretación
Una de las preguntas más interesantes giró en torno a lo doloroso que, a nivel personal, puede resultar la interpretación de un personaje de ese calibre. “Yo creo que eso pasa cuando trabajamos, que al final nos repercute a nivel inconsciente”, reflexionó Bardem. “Haces el trabajo, crees que lo tienes controlado, pero luego te vas a casa y ves que algo sucede, que se refleja en tu comportamiento con los demás. En este caso, yo lo vi en una necesidad como de imposición. Lo quería todo aquí y ahora”. El actor habló también del Método Corazza (la escuela interpretativa en la que él se ha formado), “al que debemos tanto, y que nos da el color de la imaginación. Uno no está exento de su dolor y de llevarse lo suyo, pero lo peor de ese dolor es que sabemos que funciona. Ves los ojos húmedos y la gente aplaude, y ahí nos engañamos, ahí nos engañamos”, afirmó. Y tras esas palabras se llevó la mayor ovación de una noche inolvidable.

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