− ¿Ha pensado alguna vez en tirar la toalla?
− Sí… Salir de la escuela y enfrentarme al abismo fue muy duro.
− ¿En qué momento de qué rodaje pensó: “¡Madre mía, en qué lío me he metido!”?
− Hace años fui a Marruecos para rodar una película que nunca llegó a estrenarse. En una secuencia se producían explosiones dentro de una cueva y, por error, colocaron en mi toma los explosivos que debía esquivar el especialista. El director gritó “¡Acción!” y salté por los aires, aunque no me ocurrió nada grave, solo magulladuras y cortes. Me puse a llorar cuando vi las imágenes en el combo, ya que una llamarada me había pasado por toda la cara.
− ¿Le gusta volver a ver las series y películas en las que ha participado?
− No me agrada demasiado porque me juzgo, aunque es un aprendizaje necesario.
− ¿Cuál considera que es el principal problema del cine español y qué solución se le ocurre para paliarlo?
− El celuloide de este país es brillante en lo creativo. Los problemas son el IVA al 21 por ciento y unos dirigentes que menosprecian a un sector que aspira a ser rentable. No sé cuál sería la solución, pero otro gallo cantaría si se defendiese al celuloide tanto como al fútbol.
− ¿A quién le devolvería antes la llamada, a Tarantino o a Burton?
− ¡A Tarantino!
− ¿Cuál fue el primer intérprete que le conmovió?
− Supongo que, como a muchas personas de mi generación, el actor que encarnó a Elliot en E.T. El momento más emotivo del filme es el desenlace, cuando el extraterrestre le dice “estaré aquí mismo” y se le enciende el dedo.
− ¿Qué frase cinematográfica le gusta aplicar como ‘leit motiv’ personal?
− “Guaaaahhhhhhhhhhrrrrrrgr huargrgrgrgr”. La pronuncia Chewbacca en Star Wars [Risas].