Detrás de las cámaras
La fuga de Segovia:
una muy real historia de película
Imanol Uribe reconstruyó en 1981 la aventura de 29 presidiarios, muchos de ellos etarras, que lograron escapar cavando un túnel durante meses. El filme resultó tan fascinante que acalló cualquier atisbo de polémica
JAVIER OCAÑA (@ocanajavier)
El día 5 de abril de 1976, 29 presos de la cárcel de Segovia lograron fugarse a través de un túnel bajo tierra que habían estado cavando durante meses. 24 de aquellos presidiarios eran miembros de ETA. Uno de ellos, Ángel Amigo, publicó dos años después Operación Poncho, una novela con forma de crónica en la que daba cuenta de los preparativos, la fuga y sus consecuencias. Ya en 1981, con el propio Amigo como productor y coguionista de la película, Imanol Uribe estrenó La fuga de Segovia, rodada en Tolosa, donde se transformó un viejo colegio en el penal segoviano.
Protagonizada por Xabier Elorriaga, Mario Pardo, José Manuel Cervino, Ovidi Montllor y Virginia Mataix, con el debut en el cine de dos míticos actores vascos como Ramón Barea y Álex Angulo, la película tenía también en el reparto a gente que había colaborado en el plan de fuga y participado en la evasión. Uno de ellos era Patxi Bisquert, exmiembro de ETA que, tras el rodaje y sin haber tenido nada que ver hasta entonces con el cine, acabó convirtiéndose en actor profesional. Otro, Imanol Gaztelumendi, exmilitante de ETA Político-Militar, llegó a discutir detalles de producción en medio de la filmación. Por ejemplo, en cuanto a la credibilidad de los uniformes de la Guardia Civil (que habían sido prestados por la propia benemérita, tras decisión del ministro del Interior, Juan José Rosón), en concreto sobre las gorras, que en esos años habían cambiado de modelo.
A pesar de su disposición objetiva, la mera existencia de La fuga de Segovia en un año en el que ETA seguía matando (durante 1981 asesinó a 30 personas), y unos meses después del 23-F, ya la convertía en una película política con visos de polémica. Pero apenas la hubo, o al menos estuvo muy lejos de la de El proceso de Burgos, el anterior trabajo de Uribe, un documental con el que sí hubo innumerables problemas (y además, con todos los bandos enfrentados) antes y durante su estreno en el Festival de San Sebastián. De nuevo en el certamen donostiarra, Uribe consiguió con La fuga de Segovia el Premio de la Crítica Internacional, "por su visión imparcial". En cines funcionó fenomenal en el País Vasco y, en general, en todo el Norte de España, con 650.000 espectadores.