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24-04-2020

#LecturasConfinadas

Sobrevivir a la intemperie

La novela de Jesús Carrasco, llevada al cine por Benito Zambrano, es un prodigio de lirismo desgarrador que hoy se convierte en metáfora de la incertidumbre que nos espera

ANTONIO ROJAS (@mapadeutopias)

Al parecer –difícil saberlo con certeza en estos tiempos de fake news-, este maldito confinamiento ha traído consigo un incremento en el consumo cultural. El obligado aislamiento nos ha impedido saborear como se merece el Día del Libro, nos ha privado del paseo por las Ramblas a la caza de un ejemplar, una rosa y un autógrafo, o del placer de rebuscar entre las casetas cargadas de volúmenes viejos y usados que nos traía la madrileña Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, que se instala desde hace decenas de primaveras en el Paseo de Recoletos. Pero si de algo podemos regocijarnos es de disponer de ese tiempo que añorábamos, porque siempre nos falta para dedicarlo a nosotros mismos. Y una buena opción en que invertir algunas horas es en el reencuentro con una estupenda novela que asombró el año de su publicación, 2013, escrita por un autor hasta entonces desconocido, Jesús Carrasco, que regresó a la actualidad y a los escaparates de las librerías a fines del pasado año gracias al estreno de su homónima versión cinematográfica: Intemperie.

 

Releer sus páginas ahora nos permite recuperar las sensaciones que experimentamos entonces, cuando fuimos sorprendidos (y golpeados) por una conmovedora historia que carecía de referencias temporales y espaciales. Sus protagonistas: un niño que ha emprendido una huida y un pastor que lo acoge sin hacer preguntas, envueltos ambos en una persecución por un territorio hostil, miserable, que exige una permanente lucha para sobrevivir para, con suerte, dar la bienvenida al día siguiente.

 

Esa tierra inhóspita, ese ambiente opresivo, es el personaje central de unas páginas escritas con un lenguaje preciso, que nos reconcilia con la lengua de Cervantes en unos tiempos en que con tanto desprecio se la trata. Cada palabra es utilizada por Carrasco con sumo cuidado, con exactitud matemática; con lirismo en muchos pasajes, aun pese a la desgarradora crudeza de algunas escenas que encogen el corazón del lector y lo obligan a hacer una parada, a coger resuello antes de continuar pasando páginas, tal es la emoción y la congoja que provocan.

 

 

 

Intemperie es un libro para paladear despacio, como un buen caldo o el recordado guiso de nuestras abuelas, pues invita a tomárselo con la misma lentitud con que transcurre la acción que narra. Gracias a la ausencia de alusiones a tiempo y espacio, cada uno puede situarse en el momento y lugar que desee o al que su imaginación lo transporte. Podemos viajar al sórdido y miserable mundo rural español de los años anteriores a la contienda fratricida o situarnos en los inmediatos de la posguerra civil, cuando a la violencia del Estado se sumaba la de quienes, por haber formado parte del bando vencedor, se creían con el derecho de disponer de las vidas ajenas a su antojo. Benito Zambrano se decanta por esta segunda opción y nos conduce a la España de 1946 junto al siempre solvente Luis Tosar, el sorprendente niño Jaime López o Luis Callejo, en funciones de despiadado alguacil. Pero como la imaginación es libre, quien se zambulla en la obra de Carrasco –una auténtica alegoría– también puede pensar que esa hostilidad y la lucha por la supervivencia que encontramos en el texto son lo que nos espera tras el paso del coronavirus por nuestras vidas, ante la cierta sospecha de que el mundo y el tiempo que se nos vienen encima tendrán mucho de intemperie. 

 

Tras leer o releer el debut literario de Carrasco, con horas por delante para seguir consagrándolas a nosotros mismos, podemos elegir entre aventurarnos por la senda de la segunda novela del escritor extremeño, La tierra que pisamos, o quedarnos sentados frente a la cinta de Zambrano, sin la necesidad ni la obligación de preguntarnos –y enjuiciar– si la película se ajusta fielmente al texto o es una libérrima versión de los guionistas. Bastará con verla.

 

'Intemperie' (Seix Barral, enero de 2013). 228 páginas. 16,50 euros

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