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12-02-2025

#LeerSientaDeCine

 

Cuando el crimen es pura misericordia

 

La editorial asturiana Hoja de Lata rescata ‘Arsénico por compasión’, el clásico de Kesselring que en 1944 llevó magistralmente a la pantalla Frank Capra

ANTONIO ROJAS (@mapadeutopias)

Arsénico por compasión es, quién lo duda, una de las joyas más deliciosas en toda la historia de la comedia norteamericana, ese género que los cineastas estadounidenses han sabido manejar y explotar maravillosamente bien. La adorable película de Frank Capra, que en 1944 convocó a sus órdenes a Cary Grant, Priscilla Lane, Josephine Hull o Jean Adair, estaba basada en una obra de teatro homónima que se había estrenado tres años antes en Broadway y que también alcanzó notable éxito. Y no solo en Estados Unidos, pues se representó con parecida fortuna en varios países durante los años cuarenta del siglo pasado.

 

Su autor, el dramaturgo Joseph Kesselring (Nueva York, 1902-1967), firmó un texto soberbio, exuberante y ameno que acaba de publicar en español la editorial asturiana Hoja de Lata. Una suerte para los amantes de las lecturas placenteras, quienes podrán deleitarse con situaciones equívocas, absurdas, ácidas, humorísticas y, en algunos momentos, macabras (aunque nada desagradables). Pura seducción.

 

El argumento es bien conocido. Dos entrañables viejecitas, las hermanas Martha y Abby Brewster, tienen fama en Brooklyn de ser bondadosas, caritativas y encantadoras con sus vecinos. Aquellos que las necesitan –enfermos, niños sin recursos…– reciben su desinteresada y humanitaria ayuda en forma de consomé caliente o viejos juguetes. Según el reverendo Harper, las virtudes de antaño están reunidas en ese hogar: “si sé lo que es la pura bondad y la generosidad más absoluta es porque he conocido a las hermanas Brewster”. ¡Ay, alma cándida!

 

Lo que todo el mundo desconoce, empezando por el pastor evangélico, es que las encantadoras abuelitas llevan años ayudando a otros ancianos solitarios a alcanzar la paz eterna. Para ello les dan de beber una mezcla de arsénico, estricnina y cianuro diluida en vino de saúco. Un ebrio billete con destino al paraíso. Según Martha, que cifra el número de crímenes en 11, los cometen por “pura misericordia”. Al decir de Abby, que amplía la contabilidad hasta 12, se trata de “obras de caridad”.

 

Y qué mejor que ocultar los cadáveres en el sótano de su victoriana casa, convertido en un genuino cementerio. Para esa tarea echan mano de su inocente sobrino Teddy, que vive con ellas. Hablamos de un hombre con las facultades trastornadas que se cree el mismísimo presidente Theodore Roosevelt y que cava las tumbas pensando en que prepara las esclusas del Canal de Panamá. ¡Cómo están esas cabezas! Ya en algún momento alguien acaba avisando de que por la sangre de los Brewster corre la locura.

 

Por la casa va desfilando una galería de personajes peculiares, y ninguno de ellos desentona en esta disparatada y estupenda historia. Ni otro de sus sobrinos, Mortimer, crítico teatral al que dio vida Cary Grant, ni su prometida Elaine, como tampoco ninguno de los muchos ciudadanos (varios de ellos, policías o delincuentes) que se van dando cita en un salón que en algunas escenas guarda semejanza con el camarote de los hermanos Marx. Porque toda la acción se desarrolla en esa única estancia, a lo largo de unas pocas horas de un día de septiembre de principios de los cuarenta.

 

Mientras los cadáveres entran y salen por la ventana o de un arcón, se suceden los enredos, los diálogos absurdos o ácidos, y las escenas desternillantes, sentimentales o dramáticas, pero siempre cargadas de ocurrencia y talento. El autor despliega un extraordinario sentido del humor que no envidia al que solemos atribuir a los británicos.

 

Hay que coincidir plenamente con el reclamo publicitario que de la obra de Kesserling hace la propia editorial: “una comedia negra negrísima, tierna, absurda, hogareña y absolutamente deliciosa”. ¿A qué esperan para empezar a leerla y olvidar, por unas horas, la realidad que nos amenaza ahí fuera?

‘Arsénico por compasión’ (Hoja de Lata Editorial, febrero de 2025). 160 páginas, 18,90 euros (eBook, 9,99 euros)




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