twitter instagram facebook
Versión imprimir
08-05-2023

#LeerSientaDeCine


Goles desde el cine arcoíris
a la pacata censura franquista


Santiago Lomas Martínez publica un exhaustivo e interesantísimo estudio sobre los cineastas ‘queer’ durante los años más crudos de la dictadura

ANTONIO ROJAS (@mapadeutopias)

Cometeríamos una gran injusticia si pensamos en Pedro Almodóvar como el primer autor queer español que filmó melodramas de mujeres o introdujo una visión camp (irónica, frívola, humorística, paródica, exagerada, divertida) en el cine patrio. Porque, más que el punto de partida de esa manera de rodar que privilegia voces, deseos y miradas femeninos, su filmografía es un eslabón evolucionado respecto a otros creadores que le antecedieron y con los que comparte códigos, referentes y tradiciones. Hombres que desarrollaron su trabajo artístico muchas décadas antes, ya desde el primer franquismo. Pioneros que se embarcaron en una arriesgada y peligrosa aventura, mayormente desconocida y apenas reconocida por el gran público (y no solo).


Que durante la dictadura del general Franco hubo creadores queer, en su mayoría homosexuales, integrados en la industria cinematográfica del país, es algo bien sabido y de lo que ya se ha hablado. Pero había que ir más allá en el conocimiento de esta realidad y trascender otras miradas previas. Y eso es lo que ha abordado el investigador y profesor universitario de la Universidad Carlos III Santiago Lomas Martínez al profundizar en la lectura de unas películas y unos directores, guionistas, letristas o compositores a los que, con demasiada frecuencia, hemos maltratado al tildarlos de franquistas o al asegurar que habían contribuido con sus cintas a la consolidación de un aparato ideológico para mayor gloria del dictador. O, peor aún, de los que veníamos minusvalorando sus aportaciones reduciéndolas a la condición peyorativa de “españoladas”.


Creadores queer en el cine español del franquismo: Subcultura homosexual y género es un trabajo riguroso, interesante y muy ameno en el que el autor se adentra y bucea en las filmografías de nombres como Juan de Orduña, Antonio Mas-Guindal, Luis Escobar, Jesús María de Arozamena, Luis Sanz, Antonio Gala, Rafael de León, Juan Solano y algunos otros para certificar cómo dialogaron con los elementos que conformaban la subcultura homosexual de su tiempo; cómo contribuyeron a ella, establecieron vínculos creativos con el universo cultural de la mujer y supieron apropiarse y resignificar lo femenino como una forma de expresar su disidencia frente a las rígidas normas de género y condición sexual imperantes en la época. Hablamos, no olvidemos, de unas décadas durante las que sexo, género y sexualidad se entendían de una manera única, desde la más absoluta rigidez. Un tiempo de hostilidad, homofobia, desprecio, ostracismo e insultos que configuraba un paisaje de violencia física y simbólica.


El volumen presta especial atención a Juan de Orduña, galán de cine y actor teatral en sus orígenes, que destacó como director (firmó 46 largos hasta su muerte en 1974), productor o guionista. Él fue autor no solo de las tres películas con más días de cartel entre 1939 y 1951 (Locura de amor, Pequeñeces y Agustina de Aragón), sino también de El último cuplé, la más exitosa, nacional e internacionalmente, durante los años cincuenta. Aquel filme acabó siendo rompedor por su potencial transgresor, con un enorme impacto en la subcultura homosexual del momento, y por la recuperación de cierta iconografía prefranquista en lo relativo al cuplé y sus divas. De paso, convirtió a Sara Montiel, su protagonista, en icono homosexual para la posteridad.


Orduña, considerado un “director de la sensibilidad”, fue un maestro del melodrama de mujeres, un género con el que era posible verbalizar lo que no podía consentirse entre las mentes bienpensantes. Se erigió en fórmula con la que enunciar deseos y emociones reprimidas; donde exponer narrativas, anhelos y sentimientos en doloroso conflicto con las convenciones sociales. Y al frente de las tramas se erigían aquellas heroínas sufridoras o subversivas, fuertes u obstinadas, pero en ningún caso mujeres felices.


Fue una labor en la que el cineasta madrileño contó con la colaboración de Antonio Mas-Guindal, una figura apenas estudiada, pero a la que encontramos detrás de títulos como Rosa de otoño, El último cuplé, La Tirana o La Lola se va a los puertos, todas de Orduña; pero también en Torturados (una reelaboración queer de Electra) o Saeta rubia. En esta última aparece otro creador queer, Arozamena, con el que ambos trabajaron en diversos proyectos. 


El ensayo aporta igualmente abundante información sobre el cine musical protagonizado con gran éxito por divas que hacían confluir convenciones melodramáticas y tradiciones sonoras como la copla, el cuplé o la ópera: un género muy vinculado a los queers, muy propicio para la fantasía, la invocación, el escapismo y la teatralidad. Además de los reseñados, vemos aparecer por aquí al aristócrata Luis Escobar o a Rafael de León, letrista principal de la copla, género que acabaría erigiéndose en bastión expresivo y emocional para la subcultura homosexual durante el franquismo.


La investigación se cierra con las representaciones de lo camp, obviamente ya más explícitas, en los 60 y 70. Ahí reaparecen firmas ya citadas, pero también se incorporan nombres como Luis Saslavsky, José Zamora, Luis Sanz o Antonio Gala, con títulos como La reina del Chantecler, El balcón de la luna (el filme con más creadores queers del franquismo), Esa mujer, Casa Flora o Mi hijo no es lo que parece.


Entre sus muchas contribuciones, que no son pocas, Santiago Lomas rescata a dos personajes olvidadísimos, dos escritores en un tiempo exitosos pero cuyos textos hoy hay que conformarse con localizar en las ferias de libros antiguos y de ocasión o en las librerías de lance: Álvaro Retana y Antonio de Hoyos y Vinent. Lanzarse en su búsqueda es una hermosa manera, tantos años después, de reivindicarlos.

Creadores queer en el cine español del franquismo: Subcultura homosexual y género’ (Laertes, noviembre de 2022). 336 páginas, 22,00 euros




Versión imprimir