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07-05-2025

#LeerSientaDeCine

 

Una biografía merecida para recordar a una actriz irrepetible

 

Gabriel Porras culmina una investigación minuciosa sobre la carrera de Laly Soldevila, tan breve como abrumadora y admirada entre el gran público

ANTONIO ROJAS (@mapadeutopias)

Quizá las nuevas generaciones no sepan quién fue Laly Soldevila (nacida Eulàlia Soldevila i Vall en Barcelona, en 1929 y no 1933, como se repite equivocadamente). Una auténtica lástima, porque hablamos de una mujer con una carrera artística excepcional. A lo largo de algo más de dos décadas (falleció prematuramente en Madrid, víctima de un cáncer, a los 50 años), Soldevila trabajó incansablemente para dejar una huella imborrable en el mundo de la interpretación y en un público que la adoraba. Entre 1948 y 1979 nuestra protagonista participó en 93 estrenos teatrales, 149 espacios de televisión y nada menos que 102 películas, trabajos con los que compartió honores con los mejores directores y actores del panorama español de todos esos años. Un legado sobresaliente a la altura de muy pocos.


Nacida en el seno de una familia de la burguesía barcelonesa, Laly tuvo muy claro desde joven que quería ser actriz y triunfar como tal. Por eso no tuvo reparos –a pesar de cierta oposición familiar– en abandonar los estudios universitarios (inició Magisterio) y centrarse en la formación dramática (entró en el Instituto del Teatro de la Ciudad Condal en 1945). Intelectualmente inquieta, lectora empedernida, viajera incansable, amante de los idiomas (hablaba cinco), era una profesional concienzuda que se arriesgaba con cada proyecto que llegaba a sus manos, que se volcaba con cada uno de los personajes que le ofrecían. Daba igual que fueran papeles protagonistas o secundarios. Aunque en el cine se la encasilló mayormente en figuras cómicas, a menudo como eterna sirvienta, a cada una de las interpretaciones le supo otorgar una impronta diferente. Una circunstancia que la convierte en una actriz única, arquetipo de sí misma.


Gabriel Porras, autor ya de diversas monografías sobre figuras del cine, la televisión o los escenarios españoles (Julia Martínez, Amparo Soler Leal, Victoria Rodríguez, Luis Varela o Maite Blasco, entre otros), firma una minuciosa y metódica biografía artística que tiene, entre otros muchos méritos, la virtud de contagiar al lector su pasión y admiración por Laly Soldevila. Es imposible concluir estas más de 500 páginas sin experimentar asombro por todo lo que consiguiera una mujer que ya recogió elogios tras una lectura dramatizada de La casa de Bernarda Alba, de García Lorca, programada en la Cúpula del Coliseum en marzo de 1948, un episodio que se considera su despegue como intérprete. La fecha en que comienzan a cumplirse sus sueños.


Solo un año después, Luis Marsillach, crítico destacado y padre del actor y director Adolfo, escribió en Solidaridad Nacional: “No me parece demasiado aventurado augurar a esa muchacha una brillante carrera teatral: las condiciones son excelentes”. El hijo de Luis dijo de ella: “Tierna, delicada y sensible intérprete de dramas profundos que acabó haciéndose famosa interpretando personajes cómicos que nada tenían que ver con su atormentada personalidad”.


El biógrafo realiza un detallado recorrido montaje a montaje, papel a papel, sin perder de vista ninguna de sus apariciones, aunque prestando mayor atención a las que marcaron una época. Desde aquellos momentos iniciales en que intervino en todas las agrupaciones teatrales catalanas, hasta su marcha a Madrid en 1952, o sus inicios en la industria cinematográfica (debuta en Duelo de pasiones, de 1954) o la televisión: Hogar, dulce hogar, en 1959, fue el espacio ideado, escrito y protagonizado por Ángel de Andrés que dio inicio a su prolongado idilio con la pequeña pantalla.


De igual modo, Porras nos descubre el ángulo más personal o familiar (se casó con Jaime Borrell, con quien tuvo tres hijos) o sus preocupaciones intelectuales, que la enclavan en la llamada Generación del 50. Defiende con argumentos su permanencia en el imaginario común y subraya repetidamente su carácter indomable, perseverante voluntad, obstinación tenaz o un deseo de superación al que nunca quiso poner límite. Y de todas esas cualidades nos hemos beneficiado los espectadores.


Para no aumentar la ya considerable extensión del libro, el autor brinda la opción de acceder a las fichas técnicas y artísticas de todos los montajes, películas, programas de televisión, recitales poéticos o grabaciones fonográficas en los que tomó parte Laly Soldevila en el enlace bit.ly/25Z1nps. Otras 60 páginas más para regocijo de los admiradores de la actriz catalana.



‘Laly Soldevila. Una biografía artística’ (Asociación Shangrila Textos Aparte, octubre de 2024). 548 páginas, 30,00 euros



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