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El frustrado regreso de Bardem
a su ‘Calle Mayor’
El proyecto para revisitar el mítico filme de 1956 acabó limitándose a un guion cinematográfico. El texto ve la luz ahora en forma de libro
ANTONIO ROJAS (@mapadeutopias)
Juan Antonio Bardem (1922-2002) estaba convencido de que Calle Mayor (1956), uno de los títulos más sobresalientes de su filmografía junto a Muerte de un ciclista y La venganza, había trascendido el ámbito de la mera ficción. En su opinión, se había convertido con el paso de los años en un hecho real, en un testimonio sociológico y político de primera magnitud para radiografiar la España de aquella época. “Sigue lleno de vida”, declaró en 1987. Eso explicaría que el realizador madrileño, de quien en 2022 se cumplió el centenario de su nacimiento y dos décadas de su muerte, barruntara durante mucho tiempo la posibilidad de regresar a su propia película.
Con todo, por su cabeza no rondaba la idea de filmar una segunda parte al uso. No quería una simple secuela que diera continuidad a las andanzas de la desgraciada Isabel, el cobarde Juan, la prostituta Tonia o los desaprensivos y chulos Pepe el Calvo o Manolo. Es verdad que después de la palabra FIN los personajes se desvanecen. Pero eso no ocurre siempre; no al menos con los de Calle Mayor, que han seguido latiendo. Así que se trataba de acercarse a ellos, a los supervivientes, más de 40 años después, para saber cómo les había ido en la vida. Especialmente a aquella mujer engañada, víctima de una cruel “broma” que la marcaría para siempre. ¿Qué fue de ella? ¿Qué le pasó después de aquella aciaga noche en que supo que todo lo vivido había sido mentira?
Este original, atrevido y arriesgado juego entre ficción y realidad se quedó solo en tentativa: un ramillete de notas y un guion que aparece fechado en Benicássim el 7 de julio de 1999. En él, Rosa Añover, una recién licenciada en Ciencias de la Información, sección Imagen, sugiere hacer una tesis doctoral sobre Calle Mayor, pero como si fuera un evento real. Y junto a un cámara, Oli, nada convencido con el planteamiento de su compañera, se entrevista con quienes una vez encarnaron a los protagonistas de la legendaria cinta.
El proyecto, innovador y nada ortodoxo, no encontró acomodo. Nadie quiso hacerse cargo ni mucho menos arriesgar su dinero. Bardem no encontró financiación. Y eso que en la gala de los XVI Premios de la Academia, celebrada el 2 de enero de 2002, en que recibió el Goya de Honor, hizo un llamamiento desde el escenario: “¿Hay algún productor en la sala? Tengo un par de proyectos muy interesantes [Regreso a la calle Mayor y Ella dijo no]. No demasiado caros. Soy eficiente. Cumplo el plan de trabajo y no gasto más material de lo estipulado. Lo digo por si pueden emplearme ya. Ahora. No tengo mucho tiempo. No tengo mucho tiempo que perder. Muchas gracias”. Su petición cayó en saco roto. El 30 de octubre de aquel mismo 2002 fallecía en Madrid a los 80 años.
Los detalles, anécdotas y fuentes que permiten conocer cómo se fue gestando Regreso a la calle Mayor los aporta, en un extenso y clarificador estudio introductorio, el logroñés Bernardo Sánchez. Dramaturgo, guionista y autor de, entre otros libros, Del cinematógrafo al cinemascope, Rafael Azcona. Otra vuelta en El cochecito o 100 años luz. El tiempo del cinematógrafo en La Rioja, da cuenta de los reencuentros a lo largo de los años de Bardem y Betsy Blair, la artista que dio vida a Isabel, con motivo de los sucesivos homenajes a la película. De sus idas y venidas a Cuenca y Logroño, principales escenarios de Calle Mayor. O de cómo ver Celuloide, de Carlo Lizzani, durante la 41ª Seminci, señaló al director madrileño el camino de retorno a su querida calle. Una vuelta que, lamentablemente, nunca llegó a materializarse.
‘Regreso a la calle Mayor’ (Pepitas de calabaza & Filmoteca Española, noviembre de 2022). 140 páginas, 17,00 euros