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07-11-2023

#LeerSientaDeCine

Ensoñaciones y fantasías de un Chumy Chúmez tan genial como amargo

Uno de nuestros más reputados humoristas gráficos publicó hace medio siglo la novela-collage ‘Una biografía’. Su reedición se convierte ahora en un ejercicio necesario para comprender aquella España... y la de hoy

ANTONIO ROJAS (@mapadeutopias)

Cuando la verdad nos es ocultada, sustituida o, directamente, sustraída, solo queda refugiarse en los ensueños y las fantasías. Recluirse en esa libertad hacia las entrañas que, dicho sea de paso, es la más triste de las libertades: algunos la llaman exilio interior.


Para desvelar al menos su realidad, el genial y polifacético humorista gráfico Chumy Chúmez (nacido José María González Castrillo en San Sebastián en 1927 y fallecido en Madrid en 2003), sobresaliente escritor y también director de cine, recurrió en 1973 a la ficción. La perfumó con generosas gotas de surrealismo y unos buenos chorros de ironía, y recreó así su supuesta biografía. En el fondo, lo era también de esta España que amaga siempre con romperse, aunque nunca lo haga.


Cuando se publicó aquel libro en la colección Arte-Humor, de la editorial Fundamentos, es verdad que la dictadura ya estaba moribunda y desprendía un hedor denso y fétido. Pero aún le faltaba por dar sus últimos coletazos, por lo que tampoco era cuestión de correr peligros innecesarios y a pecho descubierto. Así que González Castrillo –integrante durante dos décadas de La Codorniz, viñetista en el diario Madrid o el semanario Triunfo y máximo impulsor de la revista Hermano Lobo– optó por parapetarse en la pura ficción y recurrir a esa fórmula tan repetida de que “cualquier parecido con la realidad y con las personas que la habitan es pura coincidencia voluntaria del autor”. Y allá aquel que se sintiera (y sienta) aludido u ofendido.


Una biografía era y vuelve a ser una colección de ensoñaciones y fantasías (no pocas eróticas), concebida a modo de novela-collage, entre lo naif y el cómic. Reutilizaba grabados de publicaciones gráficas legendarias, como La Ilustración ArtísticaLa Ilustración Ibérica o La Ilustración Española y Americana, que Chumy Chúmez había ido seleccionando durante cinco años. Y encerraba mucha miga.


Las viñetas se acompañan de textos que hablan de vida (perra, todo hay que decirlo) y muerte. De la austeridad y sumisión a la que se ven abocados unos ciudadanos de clausura. De la búsqueda de la inocencia, pero también de su pérdida. De una ingenuidad manchada por la culpa, por las supuestas faltas de pensamiento, palabra, obra y hasta de omisión. Chumy Chúmez se enfrenta a unas memorias de sueños húmedos y sábanas mojadas, de drama y desolación, de resignación y abatimiento. De desgarro y rabia. Nos habla de una educación que abría las cabezas a gritos y las llenaba de conocimientos inútiles. Se detiene en el amor, tanto del que se ansía, imagina o fantasea, como de aquel desnaturalizado y falto de encanto, dominado por aquella moral rancia que lucía calzoncillos largos en las duchas y confundía pecado con higiene. Y desemboca en cierta esperanza en una felicidad universal: el triunfo final de la hermandad, un futuro mejor en el que los hombres y mujeres no sean meros siervos de sus semejantes.


Y, claro, aunque no se aluda a tiempos ni espacios en ningún momento, ahí también late la huella de la gran tragedia española, esa guerra civil que más de 80 años después de su finalización aún nos enfrenta. Con una ironía no exenta de amargura y dolor, Chumy Chúmez comenta: “Fueron años de felicidad inolvidable para los que entonces éramos niños. Saltábamos sobre los charcos de sangre para salpicarnos unos a otros y coleccionábamos ojos que arrancábamos a los muertos que se quedaban tiesos en las esquinas. Nunca podré dejar de agradecer tanta belleza a los promotores de la catástrofe”. Para añadir, con angustiosa sorna: “Los niños que han estado en la guerra y han salido ilesos de ella no pueden olvidar aquel estado de gracia”.


Porque en las páginas de Una biografía se desliza un antibelicismo militante, tan actual en sus argumentaciones que bien vale para aplicar a esas guerras que hoy nos encogen el corazón. El polifacético José María González arremete contra quienes limitan su acción a las palabras, contra esos “políticos del mundo [que] se reúnen para organizar sus paces temporales”. Y señala a esos pacificadores que casi nunca se salen con la suya: “Hablan, hacen proyectos, los escriben, los leen ensalivando a los oyentes de las primeras filas y luego se van a firmar los protocolos”. Mientras, se extiende esa locura asesina que alimenta el instinto de muerte colectiva.


No sería justo concluir sin citar a los dos artífices del rescate de esta joya, un volumen literario-gráfico algo más que curioso. Santiago Aguilar y Felipe Cabrerizo, autores también de un prólogo breve pero clarificador, son esos dos incombustibles agitadores que siempre se muestran dispuestos a devolver a la actualidad obras o figuras injustamente arrinconadas por el tiempo, la desidia o el olvido.

‘Una biografía’ (Pepitas de calabaza, noviembre de 2023). 128 páginas, 27,90 euros



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