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15-10-2019

Los estrenos del 18 de octubre


‘El asesino de los Caprichos’


GRABADOS MORTALES



ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS

Gerardo Herrero es todo un especialista en las peligrosas sendas del thriller. Y lo demuestra otra vez en El asesino de los Caprichos, una excelente película que cuenta con Maribel Verdú y Aura Garrido como protagonistas. Se trata de una coproducción entre Tornasol/Los asesinatos de Goya AIE (España) y Entre Chien et Loup (Bélgica) que se rodó en Madrid, Pamplona y Bruselas.

   Varios crímenes en un barrio de clase alta comparten un rasgo común: sus víctimas coleccionan grabados de Goya. Las inspectoras Carmen Cobos (Maribel Verdú) y Eva González (Aura Garrido) iniciarán la investigación en un entorno elitista en el que el tráfico de obras de arte es habitual. Tendrán que descubrir a un asesino que reproduce con sus víctimas las escenas de los Caprichos de Goya.



   “El guion de Ángela Armero está escrito para Maribel. La dura inspectora Cobos es algo así como un traje a su medida”, afirma Gerardo Herrero. Con dos Goyas en su palmarés por Siete mesas de billar francés (Gracia Querejeta) y Blancanieves (Pablo Berger), Maribel Verdú también ha destacado en Y tu mamá también (Alfonso Cuarón), El laberinto del fauno (Guillermo del Toro), Ola de crímenes (de Querejeta) y Sin rodeos (Santiago Segura).

   Aura Garrido debutó en 2010 con Planes para mañana (Juana Macías). Posteriormente ha logrado notoriedad gracias a Stockholm (Rodrigo Sorogoyen), La niebla y la doncella (Andrés Koppel) o El aviso (Daniel Calparsoro). “Aura tiene una mirada muy interesante para generar personajes. Eva, su rol en la película, es una buena profesional, pero sin renunciar a su vida personal, lo contrario al papel de Maribel, con su vida consagrada al trabajo”, comenta el director. 

   Junto a las dos intérpretes encontramos a Roberto Álamo en la piel del comisario Vargas. “Siente debilidad por Carmen, a quien considera su mejor inspectora, aunque rechace sus métodos”, señala Herrero. Álamo ya nos encandiló en La gran familia española (Daniel Sánchez Arévalo) y Que Dios nos perdone (de Sorogoyen), actuaciones que le valieron sendos Goyas. Otro interesante personaje es el exreportero de guerra que encarna Daniel Grao, un hombre acostumbrado a la acción y al peligro constantes. “Tenía ganas de trabajar con Daniel desde mucho atrás”, reconoce Herrero. El actor de Sabadell ha destacado en las cintas Palmeras en la nieve (Fernando González Molina), Julieta (Pedro Almodóvar) y Animales sin collar (Jota Linares).

   También es importante el cometido de Ruth Gabriel (presidenta de la Comunidad de Madrid en la ficción), a la que vimos en Zona hostil (Adolfo Martínez Pérez). Y el murciano Ginés García Millán (Eduardo Gil, un experto en arte), en las series La verdad y Matadero. “Había trabajado con Ginés en mi faceta de productor, pero no le había dirigido. Es un gran actor y una gran persona”, concluye Herrero. 



Suspense en el mundo del arte

El asesino de los Caprichos es una historia que mezcla el suspense con el mundo del arte, pues se ven involucrados los dueños de los grabados del pintor Francisco de Goya con los asesinatos que se producen en el círculo de la alta burguesía”, expone Gerardo Herrero. Es autor de alabados thrillers como El misterio Galíndez, Silencio en la nieve y La playa de los ahogados

   “En la película encontramos temas como la amistad, la lucha por descubrir la verdad y la lealtad. Yo creo que para ser policía, investigador o militar debes tener valor. Y la lealtad es quizás uno de los asuntos más importantes de este siglo porque en una sociedad tan competitiva como la nuestra y con tanto problema con el paro o con encontrar nuestro lugar en el mundo, es difícil dar con personas leales. Y de eso se habla poco”, explica el cineasta. Como productor ha favorecido títulos de la talla de Que Dios nos perdone y El Reino, ambos de Sorogoyen y con buenos resultados en los Goya.

   Nos cautiva desde el primer fotograma este thriller duro, sombrío y absorbente en el que la madrileña Maribel Verdú demuestra que es una actriz en constante crecimiento y reinvención, mientras que la joven Aura Garrido logra que nos creamos su tierno lado familiar y el expeditivo de policía. Gerardo Herrero describe con suficiencia un mundo de corrupción, privilegios y rencores mortales en el negocio de la compraventa de arte, en el que el dinero se mueve de manera exorbitante.

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