Los estrenos del 22 de julio
‘Un novio para mi mujer’
EL DON DEL PESIMISMO
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
Laura Mañá nos cautiva y nos hace pensar con esta afortunada comedia de fracasos y redenciones que protagonizan sobresalientemente Belén Cuesta, Diego Martín y Hugo Silva. Remake de la película homónima argentina, Un novio para mi mujer cuenta con guion de la propia directora y Pol Cortecans y es una producción de Arcadia Motion Pictures y Athos Pictures rodada durante el verano de 2021 en Barcelona.
Diego quiere separarse de su mujer, Lucía, pero no sabe cómo decírselo. Siente que está harto de sus neuras y sus quejas constantes, y hace tiempo que ha perdido la chispa que le enamoró. Incapaz de decírselo él mismo a la cara, recurre al Cuervo Flores, teóricamente un afamado seductor "de los de antes". Este intentará enamorar a Lucía para que sea ella quien termine con su matrimonio.
“Lucía dice lo que piensa, aunque eso pueda molestar. No niega que es bastante pesimista, y que está en un momento vital muy bajo, pero no está dispuesta a engañarse por nada ni por nadie”, define Belén Cuesta a su personaje. Conocemos a esta artista andaluza por Kiki, el amor se hace (Paco León), La llamada (Javier Ambrossi y Javier Calvo), La trinchera infinita (de Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga, por la que en 2020 ganó el Goya a la mejor actriz) o Sentimental (Cesc Gay). En formato serie la hemos disfrutado con Paquitas Salas y La casa de papel.
El madrileño Diego Martín (Diego, el marido) ha destacado en los largometrajes Sin rodeos (Santiago Segura) o Si yo fuera rico (Álvaro Fernández Armero) y en las series Velvet Colección, Élite y Supernormal. “Todos los personajes tienen muchos matices. Así les comprendemos mejor, enriquecen la película”, afirma Martín.
En cuanto a Hugo Silva, le hemos seguido en las cintas El cuerpo (Oriol Paulo), Los amantes pasajeros (Pedro Almodóvar), Las brujas de Zugarramurdi y Mi gran noche (ambas de Álex de la Iglesia) y en series como Los hombres de Paco, El Ministerio del Tiempo o Nasdrovia. “Mi personaje, el Cuervo Flores, entra en juego para romper la pareja de Diego y Belén. Y aunque pudo ser un latin lover en el pasado, ahora está lejos de esa pretendida fama”, anota Silva sobre su rol.
En el reparto participa como amigo de Diego Joaquín Reyes (a las órdenes de Santiago Segura en ¡A todo tren! Destino Asturias y de Ernesto Sevilla en Camera Café. La película). Eric Masip (de la serie Alba) encarna al locutor de radio Leo. Ángela Cervantes (premio Gaudí a la mejor actriz de reparto por Chavalas) es Sara, la secretaria la radio. Y Andreu Castro (bajo la dirección de Fernando Colomo en Antes de la quema) hace de compañero de Diego en el futbito.
Lo mejor de sí mismos
“Ninguno de los tres personajes principales se siente demasiado bien consigo mismo. Un novio para mi mujer, a través de un enredo de seducción, cuenta el recorrido de estos personajes, que tratan de levantarse o acaban hundiéndose aún más”, relata Laura Mañá. Ha dirigido las cintas Sexo por compasión, Palabras encadenadas, Morir en San Hilario, Ni Dios, ni patrón, ni marido, La vida empieza hoy y Te quiero, imbécil. “Una cosa lleva a la otra, pero de repente Lucía no es la persona odiosa de la que todo el mundo huía y su pesimismo se convierte en algo que la gente valora”, expone la cineasta. En su filmografía parecen también los telefilmes Clara Campoamor: la mujer olvidada, Concepción Arenal, la visitadora de cárceles y Frederica Montseny, la dona que parla.
A Mañá, que ha hecho de actriz en películas como Trece campanadas (Xavier Villaverde) y series como Hospital Central, le gusta que sus intérpretes “se encuentren bien rodando, que el ambiente sea agradable para que puedan dar lo mejor, como ha ocurrido en Un novio para mi mujer”. Y se confiesa encantada del talento cómico de sus protagonistas.
Pensamos al inicio que el rol de Belén Cuesta es el de una borde integral; el de Diego Martín, un papanatas; y el de Hugo Silva, un ligón trasnochado. Pero muy pronto nos damos cuenta de que Laura Mañá se sumerge con mucha sabiduría en la personalidad de esos protagonistas a los que les gustaría ser de otra forma. Hagan el ridículo o no. A los espectadores les va a encantar ese camino entre el fracaso y la posibilidad de sentirse mejor al que nos invitan la directora y sus tres actores.