Los estrenos del 25 de septiembre
‘Black Beach’
NEGOCIOS SANGRIENTOS
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
El segundo largometraje del madrileño Esteban Crespo nos impacta y nos convence con un poderoso y trepidante thriller político aclamado en el Festival de Málaga. En Black Beach se adueñan de la pantalla Raúl Arévalo y Candela Peña, que rodaron durante el verano de 2019 en localizaciones de Ghana, Las Palmas de Gran Canaria, Bruselas, Toledo y Madrid. Se trata de una producción de Pris&Batty Films y Nephilim, entre otras compañías.
Carlos (Raúl Arévalo), un alto ejecutivo a punto de convertirse en socio de una gran empresa, recibe el encargo de mediar en el secuestro del ingeniero de una petrolera americana en África. El incidente está poniendo en peligro la firma de un contrato millonario. En este viaje va a enfrentarse a las consecuencias de sus acciones en el pasado, cuando fue cooperante en el país, y deberá elegir entre sus intereses personales y profesionales.
“Black Beach es cine espectáculo, con un presupuesto poco frecuente en nuestro país [aproximadamente cinco millones de euros] y una trama política que atraerá a todo tipo de públicos”, adelanta Raúl Arévalo. Ha dejado su huella interpretativa en filmes como Las ovejas no pierden el tren (Álvaro Fernández Armero), La isla mínima (Alberto Rodríguez) o El aviso (Daniel Calparsoro). “El regreso a un país africano en el que vivió cuando tenía una actitud menos complaciente con el poder va a enfrentarle consigo mismo y con su papel de ejecutivo arribista”, nos cuenta sobre su personaje Arévalo. Con su ópera prima como director, Tarde para la ira, logró triunfar en los Goya.
Tiene también gran importancia el rol del que se encarga Candela Peña, una mujer que continuó luchando en África por la justicia y la igualdad, no como Carlos/Raúl Arévalo. “Me atraía mucho rodar en África, pero no menos trabajar con Candela, que es una fuerza de la naturaleza y me acompaña en unas secuencias de acción tan increíbles que parecen de Misión imposible”, comenta Arévalo sobre Black Beach y la su compañera de reparto. Peña cosecha éxito estos días con La boda de Rosa (Iciar Bollain).
Señalamos igualmente la presencia de Melina Matthews (esposa de Carlos/Raúl Arévalo), que nos encandiló tanto en cine con El jugador de ajedrez (Luis Oliveros) como en las series Fugitiva, La otra mirada, La peste, La monja guerrera... A Emilio Buale (hijo del presidente del país) le hemos visto en las películas Adú (Salvador Calvo) y El hoyo (Galder Gaztelu-Urrutia). Y Jimmy Castro (Calixto, opositor al régimen), intérprete madrileño de ascendencia nigeriana, en el reparto de los filmes El increíble finde menguante, de Jon Mikel Caballero, y Lo nunca visto, de Marina Seresesky.
Un mundo sin escrúpulos
“En la trama de Black Beach se hace patente el engranaje gigantesco, complejo e incomprensible que sustenta en la actualidad cualquier conflicto en cualquier lugar del mundo. Un mundo gobernado por una elite empresarial sin escrúpulos y capaz de manipular la política internacional, llegando a las Naciones Unidas”, afirma Esteban Crespo. Es director de Amar, su romántica ópera prima de 2017, y del corto Aquel no era yo, Goya al mejor cortometraje en 2013 y nominado al Óscar en 2014. “Black Beach toma su nombre de una cárcel cruelmente mítica del África Ecuatorial. Se cuentan verdaderas atrocidades del lugar. Carlos, el personaje de Raúl Arévalo, vuelve al país de Black Beach, pero nada es igual a su salida. Todo lo que llenaba y daba sentido a su vida se ha derrumbado”, explica Crespo. También ha alumbrado otras piezas tan premiados como Siempre quise trabajar en una fábrica, Fin o Nadie tiene la culpa.
Está muy contento el cineasta de haber elegido a Raúl Arévalo para protagonizar Black Beach. “Es un actor enorme que se involucra totalmente en la película, que la enriquece con sugerencias que hacen a su personaje aún más interesante”, piropea Crespo.
Como si pusiéramos agua a hervir, la tensión de Black Beach sube hasta que nos desborda. Nos encontramos en la parte final del metraje con una angustiosa y sensacional persecución que no tiene nada que envidiar a las que vemos en las cintas de acción de Hollywood. Pero la película de Crespo es mucho más: un canto a la decencia y a la ética, a las personas que queremos y hemos olvidado, a nosotros mismos cuando apenas nos reconocemos. Raúl Arévalo y Candela Peña ayudan mucho con sus brillantes trabajos a que nos impresione debidamente esta necesaria historia.