Los estrenos del 26 de marzo
‘Un efecto óptico’
CERCA O LEJOS DE NUEVA YORK
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
Los festivales de San Sebastián y Sitges dispensaron una gran acogida a esta provocadora comedia fantástica firmada por Juan Cavestany, que cuenta con dos estrellas del calibre de Carmen Machi y Pepón Nieto en los papeles principales. Un efecto óptico es una producción de Cuidado con el perro. La distribuye en salas Filmin, plataforma donde la película estará disponible en junio.
Alfredo y Teresa son un matrimonio de Burgos que viaja a Nueva York con la intención de "desconectar" y hacer todos los planes que vienen en la guía. Pero nada más aterrizar, empiezan a percibir señales, sutiles y no tan sutiles, de que en realidad no están en la ciudad que les vendieron en la agencia. ¿Dónde están entonces?
“Tanto Carmen como yo estábamos encantados con el guion de Juan. La idea inicial era un corto, pero la historia tenía mucha consistencia. Mejor plasmarla en un largometraje”, comenta Pepón Nieto. El actor malagueño ha aparecido en películas como El intercambio (Ignacio Nacho), Perfectos desconocidos (Álex de la Iglesia) o Lo nunca visto (Marina Seresesky), así como en las series Sé quién eres, Lejos de ti, 30 monedas y Los hombres de Paco.
Carmen Machi afirma que “estaba encantada porque la historia es diferente a lo que uno se espera de dos turistas. Además, Juan aporta en el rodaje ideas visuales absolutamente fascinantes”, explica la actriz. Ganó el Goya a la mejor intérprete de reparto por Ocho apellidos vascos (Emilio Martínez-Lázaro), y luego destacaría en títulos como Murieron por encima de sus posibilidades (Isaki Lacuesta), Villaviciosa de al lado (Nacho G. Velilla), El bar (Álex de la Iglesia) y La tribu (Fernando Colomo). En la pequeña pantalla cuenta con Aída, Arde Madrid o la mencionada 30 monedas.
También intervienen Luis Bermejo como José María, que está enemistado con los protagonistas. Bermejo ha trabajado en las películas Tu hijo (Miguel Ángel Vivas) y Mientras dure la guerra (Alejandro Amenábar). A la joven Lucía Juárez, que aquí encarna a Isabel, la hija del matrimonio, la vimos en El arte de volver (Pedro Collantes). Y a la madre del personaje de Machi le da vida la valenciana Lola Cordón, de larga trayectoria, quien intervino en la reciente Diecisiete (Daniel Sánchez Arévalo) o la serie Señoras del (h)AMPA.
Un viaje y una película
“Un efecto óptico pretende ser una película sobre la necesidad y la dificultad de la evasión, la relación entre hacer un viaje y hacer una película. La casualidad quiso que terminásemos este proyecto en un momento global en el que la suspensión de la incredulidad se ha instalado en nuestra vida diaria”, relata Juan Cavestany. Llevan su firma los filmes Gente de mala calidad, Dispongo de barcos, Gente en sitios y Esa sensación. “Esta película es la resolución de algo parecido a un sueño o una idea obsesiva sobre esa imagen de dos personas perdidas en una ciudad. Ha sido una culminación sorpresiva, puesto que Un efecto óptico, al no estar diseñada de antemano, se ha llenado de ideas durante el proceso y no ha acabado siendo exactamente lo que me imaginaba. ¡Ha sido algo mejor”, manifiesta el cineasta, que creó con Álvaro Fernández Armero la serie Vergüenza.
Como en las grandes superproducciones, la cinta utiliza fondos de croma en los que se incrustan los personajes. Hay una cuidada factura estética. “Agradezco el esfuerzo del montador Raúl de Torres, del director de fotografía Javier Bermejo y del compositor Nick Powell para crear la especial atmósfera de la película. Junto a ellos, Carmen Machi y Pepón Nieto se lanzaron a un viaje que no habría sido posible sin su complicidad y compromiso”, reconoce Cavestany.
Los rostros incrédulos de Carmen Machi y Pepón Nieto, unos turistas que tienen todo el tiempo la sospecha de que les están tomando el pelo, nos atrapan y nos hacen reír en sus paseos por Central Park... o quizá por el burgalés Parque del Castillo. Viven una aventura que no les pertenece a ellos, sino a los espectadores, que quizás hayan sufrido el vacío de los viajes turísticos a ninguna parte. Y solo cuando se dejan llevar por su instinto de aventura disfrutan de verdad. Esta es una de las claves de la graciosa fábula surrealista de Juan Cavestany.