Los estrenos del 31 de octubre
‘La trinchera infinita’
EL MIEDO Y EL AMOR
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
Este intenso y conmovedor drama inspirado en hechos reales, firmado por los vascos Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, es antes de llegar a las salas una de las películas más triunfadoras del año. Nada menos que seis galardones obtuvo en el pasado Festival de San Sebastián: mejor dirección, guion, premio Fipresci de la crítica internacional, premio Feroz Zinemaldia a la mejor película de la sección oficial, premio Irizar a la mejor película vasca y mejor guion vasco. Rodada en localizaciones de la provincia de Huelva, La trinchera infinita es una producción de Irusoin, Moriarti Produkzioak, La Claqueta PC y La Trinchera Film AIE, entre otras compañías.
Higinio (Antonio de la Torre) y Rosa (Belén Cuesta) llevan pocos meses de matrimonio cuando estalla la Guerra Civil y la vida de él pasa a estar seriamente amenazada. Con ayuda de su mujer decidirá utilizar un agujero cavado en su casa como escondite provisional. El miedo a las muy posibles represalias, así como el amor del uno por el otro, les condenará a un encierro que se prolongará durante más de 30 años.
“La situación por la que pasa Higinio es muy complicada, muy incómoda, con tanto miedo durante tantos años, pero sin que ello sea impedimento para que una persona siga con vida”, comenta Antonio de la Torre, quien el pasado año ganó el Goya al mejor protagonista por El reino (Rodrigo Sorogoyen). En esa edición de los premios de la Academia recibió además nominación en la categoría de intérprete de reparto gracias a La noche de 12 años (Álvaro Brechner). Su próximo estreno será El plan (Polo Menárguez), presentada en la Seminci de Valladolid. “La trinchera infinita reivindica la paz, la luz, la confianza en la gente, porque el odio solo engendra más odio”, reflexiona De la Torre. Encabeza también la serie La línea invisible (Mariano Barroso).
Por su parte, Belén Cuesta nos ha encandilado en Ocho apellidos catalanes (Emilio Martínez-Lázaro), La llamada (Javier Ambrossi y Javier Calvo) o Litus (Dani de la Orden). “Durante la preparación de la película conocí directa o indirectamente casos de mujeres que pasaron por esta situación de confinamiento de sus maridos”, señala Cuesta, a punto de estrenar Ventajas de viajar en tren (Aritz Moreno).
En otro papel destacado se encuentra Vicente Vergara, que encarna a Gonzalo, enemigo del 'topo'. Ha participado en el reparto de Todos lo saben (Asghar Farhadi) y en las series La peste, El secreto de Puente Viejo y La catedral del mar. José Manuel Poga da vida aquí a un guardia civil llamado Rodrigo tras verle en La sombra de la ley (Dani de la Torre) o Taxi a Gibraltar (Alejo Flah). Y Emilio Palacios (con personajes importantes en las cintas Los héroes del mal y No sé decir adiós y la serie Malaka) hace de Jaime, el hijo de la pareja protagonista.
Los ‘topos’ republicanos
Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga componen ese exitoso triunvirato de cineastas con títulos tan reconocidos como Loreak y Handia, esta con 10 Goyas en su palmarés en 2018. “El documental 30 años de oscuridad, de Manuel H. Martín, y el libro Los topos, de Jesús Torbado y Manu Leguineche, hablaban de los 'topos' republicanos que vivieron escondidos durante años, hasta que la promulgación de un decreto del franquismo en 1969 hizo que prescribieran por fin los delitos cometidos antes del fin de la Guerra Civil”, afirman los cineastas. Se han inspirado en el caso de Manuel Cortés, alcalde de Mijas (Málaga) durante la Segunda República, y en los de otros 'topos' que no tuvieron más remedio que 'desaparecer'.
“Contamos la película desde el punto de vista del encerrado, de Antonio de la Torre, siempre atento a los sonidos procedentes del otro lado de la pared donde está escondido. Teme a las personas que entran en su casa y pueden sospechar algo, y finalmente está muy cansado del largo periodo de tiempo sin vivir en libertad”, exponen Arregi, Garaño y Goenaga.
Nos impresiona mucho la tensión, el dramatismo, la amargura y el miedo que el trío de directores inocula al espectador en esta poderosa cinta. En ella renovamos la admiración que sentimos por Antonio de la Torre, tan imponente como siempre, y hacia una Belén Cuesta que nos asombra con un personaje en el que la ternura y el coraje van de la mano. La trinchera infinita habla de un tiempo absolutamente vacío, de años de secreto, de ilusiones perdidas en una guerra donde venció el miedo y la también infinita tristeza.