– Vascos y andaluces se presentan como polos opuestos. ¿Ha encontrado algún punto en común?
– Somos muy disfrutones, y mucho más parecidos de lo que creemos, sobre todo en la manera de vivir. Creo que la climatología nos hace diferentes en el carácter: allí tienden a encerrarse y aquí deseamos salir a la calle.
– ¿Se imaginaba unas cifras de audiencia tan elevadas?
– Para nada. Sí intuía que el público estaba sediento de una comedia en televisión, la gente está loca por reírse. Y ese ha sido el mayor acierto de la serie.
– ¿Con qué expectativas está afrontando esta continuación?
– Nos estamos acoplando más a esos televidentes que nos han dado la entrada por la puerta grande. Solo espero que el abrazo de la audiencia sea igual o mayor.
– ¿Le gusta verse en pantalla?
– No me resulta cómodo porque soy muy puntillosa. Cuando me siento frente al televisor para ver el capítulo, termino viéndolo de pie.