– ¿Y por qué se volvió?
– Por amor. Nos casamos en Las Vegas y, como él también era español, nos volvimos.
– ¿Se ha arrepentido alguna vez?
– Alguna vez, claro. Pero tampoco mucho, las cosas son como son. También coincidió que me salió Utopía en España y luego Tu vida en 65’. Después tuve hijos y me pasé un tiempo en publicidad. Muy feliz. Y con el tiempo empezó de nuevo la vorágine.
– Es increíble, no hay crisis para usted, va a película por año.
– Y en 2017 tengo tres: ¡no sé cómo voy a salir de esa! Tengo muchas ganas de hacer una en concreto, y parece que es la que se va a caer. Aprecio y disfruto mucho este momento de mi vida en el que no paro de trabajar y, además, hago películas que me gustan. Respetan lo que yo digo. Ser mujer y directora es complicado. Ser además la directora más taquillera de España me da un pelín de poder. Pero cuesta, cuesta.
– En Rastros de sándalo trabajó con un equipo solo femenino. ¿Queda aún mucho por hacer?
– Tengo una contradicción con este tema. Si me preguntan cómo es lo de ser mujer cuando se trabaja como directora, digo: “Oye, ¿tú le preguntas a Alberto Rodríguez qué tal eso de ser hombre en el cine?”. Me cansa la pregunta, pero aún hay que hablarlo. En EEUU el debate está más vivo ahora que en Europa, pero porque van a años luz. Cuando más machismo he sufrido en esta profesión fue mientras estaba allí. Aquí me gustaría que no fuera un tema a estas alturas, pero lo es porque los directivos de las cadenas de televisión o de ciertas instituciones son hombres. Hay siempre un pacto entre caballeros. Telecinco, por ejemplo, creo que no ha trabajado con una mujer directora. Aún es complicado, pero si sigues y sigues, quizá lo consigas. Y hay algo que también se olvida mucho: el 80 por ciento del público es femenino, pero eso no quiere decir que solo quieran verse comedias románticas. A mí me gustaría que No culpes al karma... no se viera solo como una película para mujeres por tener protagonista femenina y estar dirigida por una mujer. Todos llevamos a una Sara dentro, mujeres y hombres, esa inseguridad que nos va boicoteando. Por eso no quería venderla como comedia romántica: es comedia y hay sentimientos.
– ¿Cómo está la comedia ahora mismo en España?
– Todavía nos falta hacer grande esta industria, llenar las salas, conseguir que la gente vuelva al cine español, quitar esa mala marca. Poco a poco lo hemos ido consiguiendo. Yo siento la responsabilidad de hacer películas como No culpes al karma... o Ahora o nunca, que llenan salas a la vez que llenan corazones. De todos: hombres y mujeres.