(Sobre)vivir
sin aliento
Definido por sus creadores como un ‘thriller’ ibérico, ‘Matadero’ va un paso más allá en cuanto a la manera de crear ficción. El pase del primer capítulo en el Festival MiM Series dejó al público con ganas de más. Será en este 2018 cuando el proyecto desembarque en Antena 3
NURIA DUFOUR (@nuriadufcon)
Reportaje gráfico: Enrique Cidoncha (@enriquecidoncha)
Hay nueva serie en la insaciable factoría de Atresmedia. Y, por lo que hemos podido comprobar in situ, con muy buenas trazas. Inspirada lejanamente en la norteamericana Fargo, Matadero cuenta el drama de Alfonso (Pepe Viyuela), veterinario de una granja de cerdos, cuya anodina existencia se verá trastocada para siempre por un suceso fortuito de dimensiones desorbitadas. “Alfonso es apocado, tímido, un hombre corriente que se deja arrollar por los demás”, describe el actor riojano. En su afán por mejorar la autoestima, una espiral de inesperados acontecimientos le engulle junto a los restantes personajes.
Viyuela tilda la serie de tragicomedia, donde los personajes ponen el punto cómico… a su pesar. “Matadero no es una comedia para tirarte por los suelos de risa, y desde luego, los actores no estamos buscando en nuestra interpretación esa vertiente”. Porque a los protagonistas de esta historia de humor negro les ocurren cosas que para el público quizá resulten muy graciosas, pero no para ellos, que viven y sobreviven con enorme angustia a las situaciones. Crímenes incluidos. “Hay un filo interesante desde el punto de vista interpretativo: tienes que contener las riendas de los caballos para dar veracidad y poder creerte lo que estás haciendo”.
Cuenta Ginés García Millán, que da vida a un sicario por obligación y fan de Julio Iglesias llamado Pascual, que costó dar con el tono adecuado, buscar la verdad a ese mosaico de personas y situaciones. “Con la variedad de elementos que tiene la historia se ha conseguido algo bastante compacto. Hay risa, misterio, sorpresa”. El actor se muestra satisfecho con el resultado y orgulloso de ser parte de esta apuesta. A su lado, Miguel de Lira en la piel de Teo, su compañero de fatigas, sicario por convicción. A su juicio, la dificultad estribaba en mezclar géneros, una mezcla capaz de marcar la diferencia con otras producciones.