Emilio Laguna hace balance de su vida en “Parece que fue ayer”
El testimonio entrañable de un cómico del teatro, el tele, la publicidad... y hasta los Coros y Danzas
JAVIER DE ANTONIO
El Taller de la Memoria, la colección de autobiografías de la Fundación AISGE, se engrosará en las próximas semanas con la publicación de Parece que fue ayer, el personal relato en primera persona de Emilio Laguna, gran estrella de la farándula y la escena que ha sabido ordenar, a sus 86 años, los recuerdos de una intensa vida. El prólogo corre a cargo del actor Juan Carlos Naya, mientras que de la presentación se ha encargado el periodista Carlos Arévalo.
Desde la primera línea, Emilio Laguna Salcedo deja clara su intención de contarlo todo, lo bueno y lo menos bueno: “Mi vida ha sido alegre y triste, como todas. He tenido muchos desengaños, muchos llantos… Pero a mis alegrías les he puesto comillas y las he encerrado entre signos de admiración para saborearlas más”. A lo largo de 140 páginas llenas de gracia y autenticidad a borbotones, va desgranando una vida plena de emociones, desde su nacimiento en la calle San José de Valladolid hasta su actual retiro de Cubillas de Santa Marta, en la misma provincia. Precisamente los lugares por donde ha paseado esos 86 espléndidos años se reflejan perpetuamente en su memoria y su carácter: Valladolid, Murcia (donde se había trasladado por el trabajo de su padre, ferroviario, y le sorprendió la guerra civil), el pueblo familiar (Sardón de Duero), Madrid, Cubillas... Todos han marcado su personalidad, siempre con sus irrefrenables ganas de trabajar sobre las tablas.
También su familia –sus padres y su tía, a los que aún llora– desempeñaron un papel fundamental. Le obligaron a estudiar Derecho, "como a los hombres de bien", pero le dejaron volar cuando él cumplió con su compromiso y ya no había forma de pararle en un escenario.