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03-02-2015


Miguel de Lira


“Creo en eso de que cantando a tu aldea eres más universal”


El actor coruñés vive días felices por el Premio Nacional de Teatro a Chévere, grupo del que es fundador, y por su intervención en los filmes gallegos ‘A esmorga’ y ‘Los fenómenos’ 



EDUARDO VALLEJO
A finales de 2014 se hizo público que el Premio Nacional de Teatro de 2014 recaía en el grupo gallego Chévere, un colectivo de agitación artística y ciudadana que a través del trabajo escénico lleva casi 30 años en la punta de lanza del panorama cultural de Galicia. En el palmarés del premio figuran compañías independientes que trabajan sus propios textos en una lengua distinta del castellano (Els Joglars), que fusionan distintos medios de expresión artística (La Fura dels Baus) o que apuestan por el compromiso o la experimentación (Animalario, La Zaranda). Todos estos rasgos podrían definir a Chévere, que, con una estructura cooperativa y espíritu lúdico, no solo ha sobrevivido durante tres décadas sino que se ha convertido en un referente de las artes escénicas.
 
   Traemos aquí a uno de sus componentes y miembro fundador, Miguel de Lira, que toma su apellido de guerra del de su pueblo, una villa del concejo coruñés de Carnota. Allí, entre playas paradisíacas y hórreos descomunales, vino al mundo hace cincuenta años el de Clarisa, como se le conoce en Lira. Luego él mismo se lo explica.
 
–¿De qué les va a servir el premio?
– Para tomar confianza en nuestro trabajo y para compartirlo con el resto del teatro independiente gallego y en gallego. Peleamos desde la resistencia a un poder político que, con la coartada de la austeridad, está desmantelando la escena a pasos agigantados.
 
– De hecho tuvieron que dejar su sala (la NASA) en Santiago para irse al cercano municipio de Teo, poco menos que expulsados por el Ayuntamiento. ¿Con qué argumentos?
– La NASA era un espacio alternativo que estuvo funcionando durante 20 años y era ya en una referencia. El señor Conde Roa, del Partido Popular, hizo de la sala la diana de sus ataques políticos, con acusaciones brutales e infundadas, equiparándonos a terroristas. Nos hicieron la vida imposible y desatendieron el tejido cultural de la ciudad, que empezó a mermar de modo alarmante.
 
– ¿En qué se tradujo esa merma?
Santiago era una ciudad con músculo creativo, viva y participativa, pero este señor cambió el modelo. Se centraron en la Ciudad de la Cultura, un espacio muerto en el monte Gaiás. Ahora Santiago es un fantasma de lo que fue.
 
Conde Roa renunció a su cargo de alcalde en abril de 2012, tras ser imputado por fraude fiscal. El consistorio de la capital gallega, arrasado por escándalos de corrupción, ha tenido tres alcaldes distintos desde las elecciones de 2011.
 
– ¿Volverían a Santiago?
– Sería lo lógico. Sin embargo el ambiente de Teo, aunque más rural, tiene vasos comunicantes con la ciudad. De hecho, mucha gente se desplaza a las Ultranoites, un cabaré colectivo contemporáneo que forma parte de nuestras señas de identidad y que ha sido cantera de muchos artistas gallegos.
 
 
 

 
 
 
– ¿Cuáles son esas señas de identidad?
– Desde los inicios, nuestra filosofía es la creación colectiva de propuestas propias, nada de teatro de repertorio o textos ajenos, y con una organización horizontal que se nutre de las aportaciones de todos. Este método permite que te influyan tanto el público como otros artistas que actúan en la sala.
 
– ¿Y lo que pasa en la calle?
– Completamente. Por ejemplo fuimos muy activos en el movimiento Nunca Mais. Colectividad y ciudadanía son conceptos muy presentes en nuestro trabajo.
 
¿Delira o De Lira?
– Usted en realidad es Miguel García. Su apellido suena a que se le va la cabeza. ¿Cómo surgió?
– Je, je. Al margen del juego de palabras con delirar, que lo hay, es que antes de dedicarme a esto mis amigos ya me distinguían como Miguel de Lira, que es mi pueblo, un sitio precioso en la Costa da Morte. Por otro lado, creo firmemente en aquello de “canta a tu aldea y serás universal”.
 
– Paco Bixou, instigador de la formación de Chévere, cuenta que lo rescataron de la facultad de Derecho porque era “caralludo y muy gracioso”. ¿Cómo lo recuerda usted?
– Paco quería que probara a hacer teatro. Me presentó a John Eastham, un inglés que andaba por Santiago, y nos animó a hacer improvisaciones y juegos que en 1987, después de un taller de teatro, germinaron en el grupo.
 
– ¿Después pensó en formarse fuera?
– Andaba con la idea, pero éramos la generación del INEM. Surgió un curso. Vinieron profesores de la Resad de Madrid, del Instituto del Teatro de Barcelona y de Sevilla. En nueve meses hicimos una especie de grado acelerado en interpretación. De allí salieron actores muy relevantes, como María Pujalte o Víctor Mosqueira.
 
 
 

 
 
 
Albañil, percebeiro... Gente honrada
De Lira lleva años alternando Chévere con la televisión y el cine. Fue el psicoanalista de Paco Tous en la serie Los hombres de Paco y con él coprotagonizó el filme Somos gente honrada. En los últimos meses ha visto el estreno de dos películas: Los fenómenos, donde encarna al jefe de una entrañable cuadrilla de albañiles, y A esmorga (La parranda), adaptación de un clásico de la literatura gallega del siglo XX, escrito por Eduardo Blanco Amor y publicado en 1959, que cuenta la historia de una trágica juerga de tres amigos por las calles de Auria (o lo que es lo mismo, Ourense). Esta cinta llevó 40.000 espectadores a las salas de Galicia en apenas seis semanas, “algo atípico para una película en gallego”, afirma el actor, que confirma que se va a estrenar “en marzo o abril en Cataluña, Euskadi y Madrid”.
 
– ¿Cómo ha sido el trabajo con los otros dos protagonistas?
– Hay personajes que van unidos, este es un ejemplo claro. Karra Elejalde,  Antonio Durán “Morris” y yo tenemos que estar ecualizados en el mismo tono. Ha sido muy interesante esa búsqueda del equilibrio entre tres protagonistas, porque tienes que compensar por izquierda y por derecha.
 
– ¿Qué tal le sale el gallego a Elejalde?
– Él ya se había preparado con ayuda de lingüistas. Después en la autocaravana me tenía siempre detrás como a Pepito Grillo. Lo importante fue su actitud favorable, sus ganas de aprender y el respeto que tiene por Galicia y la lengua gallega.
 
   Además del cine, a de Lira se le puede ver dando vida al electricista que sustrajo el códice calixtino en la miniserie de TVG O códice. Pero si por algo es popular en su tierra este actor menudo y de mirada inquieta es por Evaristo Currás, su personaje de percebeiro en la serie Mareas vivas (1998-2001).
 
– Ha interpretado a albañiles, electricistas, percebeiros... ¿Cuál le ha dado más problemas?
– Ninguno. Construir los personajes me ayudó a conocer estos oficios, a los que hay que dar credibilidad y respeto. Eso da verdad al personaje. Creo que es importante lo que se dice, pero también cómo se dice y qué gestos lo acompañan.
 
– ¿Le dolió que mataran a Evaristo Currás?
– Yo cometí el homicidio [risas]. Incluso colaboré con los guionistas para encontrarle una salida digna. Quiero mogollón a Evaristo Currás, pero ya había tomado la decisión de irme.
 
– ¿Alguna vez ha rechazado algo jugoso por quedarse en Galicia?
– En alguna serie, vivir en Madrid habría implicado más recorrido del personaje y más capítulos. Lo sopesé, pero no me compensa vivir fuera de Galicia por salir en más capítulos de una serie. No es un objetivo.
 
– ¿Cómo es Miguel García cuando no es Miguel de Lira?
–No hay diferencia. De Lira absorbió a García. Aunque la verdad es que en mi pueblo soy Miguel el de Clarisa, mi madre.
 
   Y sonríe.
 

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