Miguel de Lira
“Creo en eso de que cantando a tu aldea eres más universal”
El actor coruñés vive días felices por el Premio Nacional de Teatro a Chévere, grupo del que es fundador, y por su intervención en los filmes gallegos ‘A esmorga’ y ‘Los fenómenos’
EDUARDO VALLEJO
A finales de 2014 se hizo público que el Premio Nacional de Teatro de 2014 recaía en el grupo gallego Chévere, un colectivo de agitación artística y ciudadana que a través del trabajo escénico lleva casi 30 años en la punta de lanza del panorama cultural de Galicia. En el palmarés del premio figuran compañías independientes que trabajan sus propios textos en una lengua distinta del castellano (Els Joglars), que fusionan distintos medios de expresión artística (La Fura dels Baus) o que apuestan por el compromiso o la experimentación (Animalario, La Zaranda). Todos estos rasgos podrían definir a Chévere, que, con una estructura cooperativa y espíritu lúdico, no solo ha sobrevivido durante tres décadas sino que se ha convertido en un referente de las artes escénicas.
Traemos aquí a uno de sus componentes y miembro fundador, Miguel de Lira, que toma su apellido de guerra del de su pueblo, una villa del concejo coruñés de Carnota. Allí, entre playas paradisíacas y hórreos descomunales, vino al mundo hace cincuenta años el de Clarisa, como se le conoce en Lira. Luego él mismo se lo explica.
–¿De qué les va a servir el premio?
– Para tomar confianza en nuestro trabajo y para compartirlo con el resto del teatro independiente gallego y en gallego. Peleamos desde la resistencia a un poder político que, con la coartada de la austeridad, está desmantelando la escena a pasos agigantados.
– De hecho tuvieron que dejar su sala (la NASA) en Santiago para irse al cercano municipio de Teo, poco menos que expulsados por el Ayuntamiento. ¿Con qué argumentos?
– La NASA era un espacio alternativo que estuvo funcionando durante 20 años y era ya en una referencia. El señor Conde Roa, del Partido Popular, hizo de la sala la diana de sus ataques políticos, con acusaciones brutales e infundadas, equiparándonos a terroristas. Nos hicieron la vida imposible y desatendieron el tejido cultural de la ciudad, que empezó a mermar de modo alarmante.
– ¿En qué se tradujo esa merma?
– Santiago era una ciudad con músculo creativo, viva y participativa, pero este señor cambió el modelo. Se centraron en la Ciudad de la Cultura, un espacio muerto en el monte Gaiás. Ahora Santiago es un fantasma de lo que fue.
Conde Roa renunció a su cargo de alcalde en abril de 2012, tras ser imputado por fraude fiscal. El consistorio de la capital gallega, arrasado por escándalos de corrupción, ha tenido tres alcaldes distintos desde las elecciones de 2011.
– ¿Volverían a Santiago?
– Sería lo lógico. Sin embargo el ambiente de Teo, aunque más rural, tiene vasos comunicantes con la ciudad. De hecho, mucha gente se desplaza a las Ultranoites, un cabaré colectivo contemporáneo que forma parte de nuestras señas de identidad y que ha sido cantera de muchos artistas gallegos.