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04-12-2018

Foto: Alfredo Arias


Adrián Lastra


“Los sueños profesionales son como el deseo que pides antes de soplar una vela”


BEATRIZ PORTINARI

Siempre me imponen mucho los premios porque tengo la sensación de que no me los merezco. No es falsa modestia: miro a mi alrededor y veo a actores tan grandes, de los que aún me queda tanto que aprender, que no entiendo por qué me reconocen a mí. Pero este galardón es importante porque reconforta, porque lo recibo acompañado de mi familia y porque lo entrega la propia profesión. Es como una palmada en la espalda que dice: “Sigue haciendo lo que haces, que lo estás haciendo bien”. Y eso es un impulso a seguir esforzándome. 

   Siempre me ha gustado trabajar en lo que me hace ilusión, porque quiero disfrutar cada momento. Yo he venido a este mundo a disfrutar. Tengo muchos retos profesionales, y sueños tengo aún más, pero no suelo desvelarlos: son como los deseos que pides antes de soplar las velas, no los puedes contar si quieres que se cumplan. Algunos se han cumplido ya. Por suerte o por desgracia, yo no tengo una formación reglada y me he ido formando en los escenarios: cada día aprendo una cosa nueva de cada uno de mis compañeros. Sobre todo de los chavales, como Ignacio Montes, que hace de mi hijo en la serie Velvet y me parece un monstruo de la interpretación. O de todos los jóvenes del musical Billy Elliot, que son una nueva generación de actores que dará mucho que hablar los próximos años. Yo todavía no me considero actor, y no lo seré hasta acercarme siquiera al talento de Pepe Sacristán, por ejemplo, que para mí representa la esencia, la memoria, el saber hacer y el respeto máximo a esta profesión.

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