#MuchaVidaQueContar #minidocumental
Antonio Mayáns, el niño que se moría
tan bien en la Gran Vía de Valencia
El intérprete de referencia de Jesús Franco conoció a otro Franco, el dictador, en un rodaje con Samuel Bronston en el Valle de los Caídos. Hoy sigue a vueltas con el cine, por pasión y salud: las cámaras le han permitido superar una grave depresión
ASIA MARTÍN
Realización y montaje
HÉCTOR ÁLVAREZ
Redacción
Ha sido el hombre de confianza y talismán por antonomasia de Jesús Franco, el rey de la serie B: en más de un centenar de sus largometrajes aparece, en papeles a menudo relevantes, la figura espigada y carismática de Antonio Mayáns. Pero este valenciano del 39 también resultó decisivo en otras filmografías, como la de Paul Naschy, y a día de hoy sigue escribiendo, rodando y actuando todo lo que puede, porque no hay nada que le pida el cuerpo con mayor intensidad. “Solo me retiraré cuando no pueda hablar”, enfatiza en este nueva entrega de la serie de minidocumentales #MuchaVidaQueContar, en la que confiesa incluso que las cámaras y la interpretación le han permitido dar esquinazo a una depresión que le había perseguido y atormentado durante estos últimos años.
De niño, en la Gran Vía de su Valencia natal, el juego favorito de Mayáns era “morirse”. Hacía que se desvanecía fatalmente en plena acera, y la interpretación debía de ser ya bastante memorable, a juzgar por el número de ocasiones en que los transeúntes se apresuraban a avisar, alarmados, a una ambulancia. Luego aprendió inglés y aprovechó para participar en alguna producción internacional que tenía lugar por la costa levantina… hasta que nada menos que en Rey de reyes (1961), la megaproducción dirigida por Nicholas Ray, consiguió el papel de San Juan Evangelista.
Le contemplaban apenas 22 años, pero aquello sí que supuso franquear la puerta de entrada a la profesión cinematográfica. Lo vivió con más intensidad que nunca en 1963, cuando hizo las veces de joven sacerdote en el documental que Samuel Bronston realizó en el Valle de los Caídos. Incluso portó el palio cuando el propio Franco visitó el rodaje, con tal mala suerte que tropezó y tiró por unos segundos la estructura en las mismas narices del dictador. “Franco me miró asustadísimo. Andaba siempre con el miedo de que le mataran”, relata en este documental, entre risas, al recordar aquel episodio tan pintoresco.
A lo largo de estos 20 minutos de reportaje, Antonio Mayáns deja constancia también de su etapa como intérprete destacado de “películas S”, que no desdeña porque “eran su momento y dieron trabajo a cientos de profesionales”. Y relata cómo a día de hoy se sabe un referente para los amantes y practicantes “de un cine enloquecido y de bajo presupuesto, porque de eso sí que sé muchísimo…”. Sus hijas, uno de sus nietos (aún adolescente, pero ya actor en ciernes) y su gran amigo Daniel Lesoeur, director general de Eurociné, participan también en esta entrega de #MuchaVidaQueContar para exponer vivencias e impresiones en torno a la figura singular y especialísima de José Antonio Mayáns Hervás, socio número 1.281 de AISGE y persona siempre querida y admirada en el sector.