#MuchaVidaQueContar
Luma Gómez
Una vida entregada al teatro del Noroeste
El proyecto vital de la actriz ferrolana se llama Teatro do Noroeste, una compañía que formó en 1987 para potenciar la dramaturgia gallega contemporánea y que, medio centenar de montajes después, aún continúa en activo y con vocación de permanencia. Es una aventura que emprendió en común con el dramaturgo Eduardo Alonso, su compañero de vida: descubrió el teatro con él, un día que apareció por el instituto de Luma buscando vocaciones; juntos se empaparon de vanguardia y reivindicaciones en el Madrid de los setenta y juntos han luchado por profesionalizar y dignificar el teatro gallego
ASIA MARTÍN (Realización, vídeo y montaje)
JUAN ANTONIO CARBAJO (Guion y redacción)
Luma Gómez (Ferrol, mayo de 1951) recibe a las cámaras de #MuchaVidaQueContar en la casa que comparte, cerca de Santiago de Compostela, con el director y autor teatral Eduardo Alonso y por donde campan a sus anchas tres perros pastores que, por supuesto, son de una raza autóctona, la de canes de palleiro. No podría ser de otra forma en la residencia de una pareja dedicada a empoderar el teatro gallego. Gómez recibió en 2021 el premio de honor de la Fundación AISGE por una trayectoria interpretativa forjada eminentemente en su proyecto personal, Teatro do Noroeste, una de las compañías más longevas del panorama teatral, 37 años de actividad que solo se logran con “esfuerzo, trabajo continuado y un proyecto sólido”, como cuenta la actriz en el documental.
El teatro se cruzó en su vida en el instituto de Ferrol (una ciudad que “era un desierto a nivel cultural”) cuando unos mozalbetes del Teatro Estudio local aparecieron buscando chicas para una obra. “Y yo me apunté. Mi profesión empezó siendo una afición que con el tiempo fue creciendo, creciendo hasta ocupar toda mi vida”. Entre aquellos chavales estaba Eduardo Alonso, con el que antes de cumplir los 20 años acabaría casándose para irse juntos a Madrid.
“Éramos los modernillos”, se ríe. “Queríamos aprender a hacer teatro. Sabíamos del movimiento del teatro independiente y queríamos integrarnos en él”. Actuaron y malvivieron en la capital durante siete años de los convulsos setenta donde tantas cosas cambiaron. Luma recuerda especialmente la huelga de actores de 1975. “Fue espectacular participar y ver a estrellonas tremendas como Sara Montiel que venían a apoyar la huelga y se subían a una silla y decían ‘sí, compañeros…’ Se consiguió transformar muchas cosas”, relata.
A final de la década, Luma y Eduardo vuelven a Galicia con la maleta cargada de esos aires transformadores. “Nosotros queríamos innovar, hacer un teatro más moderno”, explica. “Ese cambio no fue fácil, hubo debates bastante difíciles e intensos”. Eduardo Alonso fue nombrado primer director del Centro Dramático Galego. “A los 20 meses dimitió y entonces fue cuando nos planteamos crear nuestro proyecto, que yo definiría como traer a la dramaturgia gallega los clásicos de todos los tiempos combinados con autores gallegos vivos”. Así es como nace en 1987 Teatro do Noroeste, la tarea en la que se centrará a partir de ese momento. “Si tú quieres tener una compañía y mantenerla, tiene que ser tu opción fundamental. Si te dispersas mucho, pues quizás el proyecto no vaya tan bien”.
Es por eso por lo que Luma limitó sus incursiones en cine y televisión, aunque recuerda con cariño a José Luis Cuerda, para quien compuso la inolvidable Marica da Fame de El bosque animado. “Fue una experiencia maravillosa. Yo no había hecho cine y Cuerda me trataba con el mismo respeto que a Fernando Rey. Trataba igual a todo el mundo y eso es una cosa muy, muy de valorar”. Con el Centro Dramático Galego trabajó más asiduamente. Ahí consiguió su momento de gloria con Un soño de verán, de William Shakespeare. “Quizás nunca me había aplaudido tanto antes. Cuando eso pasa es una gloria”.
Luma, que también recuerda el tiempo que participó en el consejo de AISGE dedicada a la parte asistencial, se despide en el vídeo deseando que su nombre se relacione con el de la persona “que durante toda su vida dedicó bastante tiempo a reivindicar”. “Pero no para sí misma, sino también para todos los demás”, aclara. Por eso, no pierde ocasión de concluir con una nueva reclamación para el teatro galego. “Se han hecho muchas cosas en este tiempo. Hay un convenio, una red de teatros y auditorios, una escuela de arte dramático… Costó mucho esfuerzo porque fueron muchos años de lucha. Pero sigue faltando compromiso por parte de las administraciones. Nosotros somos muy creativos, pero sin dinero la creatividad se limita extraordinariamente”.