Actriz, directora, guionista... provocadora como pocas
A los 22 cuando participó en el largometraje musical Tuset Street, dirigido por Jorge Grau y Luis Marquina con guion de Rafael Azcona, cuya estrella era Sara Montiel. Mientras permaneció en las aulas de Derecho, la carrera que abandonó a un año de finalizar, bebió conocimiento de reputadas fuentes: el TEU, la escuela de Adrià Gual… Incluso se asomó al laboratorio de Peter Brook durante su estancia parisina.
A lo largo de su trayectoria alternó la escritura con los escenarios y la pantalla, donde se colocaba ante los espectadores o fuera de su mirada. En la década de los setenta dirigió cinco cortos, entre ellos el exitoso La Chari se casa, seleccionado para el Festival de Cine de Berlín en 1978 tras obtener el Premio Sant Jordi. Por entonces contribuyó también a la producción coral Cuentos eróticos, en la cual se encargó del relato Tiempos rotos, concebido para plasmar en 10 minutos las sensaciones de goce de una mujer. Durante el estreno de la película en 1980 explicaba lo siguiente: “El erotismo para mí es cuando se enciende el cuerpo. Es entonces cuando una se sumerge en el pozo negro de las sensaciones. El gozo no se puede expresar con palabras porque al sentirlo estallan como burbujas”. Compartía cartel con directores como Jaime Chávarri, Fernando Colomo, Josefina Molina, Alfonso Ungría… Y hacía de actriz en el segmento Hierbabuena, recibiendo órdenes de Juan Tébar.
Calificó parte de su filmografía como “cine alimenticio”. Se refería al que realizó en los setenta, en el que se enmarcan El reprimido, Las obsesiones de Armando, Mayordomo para todo, Caledonio y yo somos así… Su andadura ante las cámaras había comenzado a mediados los sesenta gracias a la Escuela de Barcelona, trabajos que hicieron que la revista Fotogramas le atribuyese el sobrenombre: “Musa del underground”. Y vaya si lo sería. “Yo era una marciana y todos me veían como tal”. Su actuación para Jesús Franco en la terrorífica Al otro lado del espejo le valió la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos a la mejor actriz en 1973. Luego llegaría el turno de Gonzalo Suárez (El extraño caso del doctor Fausto), Pere Portabella (Cuadecuc, vampir) y Fernán Gómez (Bruja, más que bruja), quien en ese musical inclasificable de 1976 la dirigió junto a Paco Algora. Casualidades del azar, vuelve a las salas precisamente estos días con una copia restaurada, el mejor homenaje para su cuadragésimo aniversario.