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08-02-2016

 
 
Natalia de Molina, terremoto con epicentro en Andalucía
 
 
HÉCTOR MARTÍN RODRIGO
Los estudios sísmicos no permitían anunciar con certeza una réplica tan temprana de este terremoto jiennense, que en 2014 ya hizo temblar nuestro panorama fílmico como actriz revelación gracias a Vivir es fácil con los ojos cerrados. El epicentro se localizó entonces en el desierto de Almería, donde en la piel de una joven embarazada entonaba un canto a la libertad femenina. Su nueva sacudida apenas difiere de aquella, ya que se manifiesta en Jerez de la Frontera con el rostro de una madre soltera y parada que planta cara a la cruel crisis económica, capaz de arrebatarle absolutamente todo. Excepto a su hijo.
 
El prestigio no mermó su interés por producciones pequeñas, como la de Juan Miguel del Castillo, a quien dedicó su sincero agradecimiento: “¡Qué regalo me has hecho! Cualquiera habría dado lo que fuera por rodar esta película y poder hacerlo bajo una mirada libre y sin filtro. Eres necesario”. Pero en la aventura no faltó el vértigo. Recordó su llantina a bordo del AVE por miedo a no estar a la altura y cómo una llamada bastó para obtener el consuelo de su progenitora. “Te debo mi vida, eres mi Rocío”, le dijo, comparándola con su abnegado personaje en la pantalla. La reverencia que brindó a una Marisa Paredes en calidad de entregadora la repitió luego con sus compañeras de candidatura porque “este año hemos ganado todas con los papeles que hemos interpretado. El cine gana cuando da más espacio a las mujeres”. Su reivindicativo discurso concluyó al mencionar a “la gente que lo está pasando mal y está siendo desahuciada”.

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