– Carlos Vermut, director de Magical Girl, lamentaba hace dos años en esta misma sección de haber perdido alguna nominación al Goya que le hacía ilusión, como la del guión. La novia tenía 12.
– Pues… yo creo que me ha pasado lo mismo. En mi caso se trataba de un guion adaptado, que constituía una reivindicación de Lorca. Reivindicación cultural que no tuvo respaldo, ese lenguaje poético del asunto. Eso, y probablemente, la nominación de la música. Por cierto, qué grande Carlos Vermut. Salí tan impactada con la película que necesitaba decirle que siguiera con sus ideas. Solo me ha pasado con Magical Girl y con La gran belleza [de Paolo Sorrentino]. Las he visto dos veces porque lo necesitaba.
– ¿Y le dolió quedarse sin el Goya de director(a)?
– Es que había directores muy fuertes, con propuestas muy honestas. No siempre sucede así en otros festivales. Hay algunas menos comprensibles, o menos honestas. Pero perdimos con propuestas que merecían mucho la pena.
– ¿Hay alguna similitud entre su Lorca y el de Saura?
– Son propuestas espejo, en cierto modo. Su ballet cuenta toda la parte poética de Lorca, con movimiento pero sin versos. Lo vi muchas veces. Utiliza el conflicto, la trama, sin usar el espacio físico, los paisajes a los que alude Lorca. Y en nuestro proyecto, el paisaje es decisivo, como lo es en el universo lorquiano.
– Entre tanto parabién, ¿le ha molestado algo de lo escuchado o leído sobre La novia?
– Me desilusiona que se frivolice la estética. El lenguaje, el tratamiento de las formas, lo considero algo filosófico, una experiencia, algo totalmente imbricado con la ética del relato. Que eso se frivolice y se reduzca a lo superficial, me molesta. Puede no gustar, puedes no entrar al código ético o trágico que implica…