“Me gustaría compartir escenario con mi hijo cuando cumpla cinco años”
Esta barcelonesa que acaba de cumplir su primer cuarto de siglo es bien conocida entre los espectadores catalanes. De padre músico, en su niñez ya derrochaba creatividad y pensaba ser escritora o diseñadora de moda. Hasta que en 2005 la televisión se cruzó en su camino para mostrarle su verdadera vocación: durante cuatro temporadas bordó a la rebelde Mercè en El cor de la ciutat, la serie más longeva de TV3. En el canal autonómico ha trazado buena parte de su trayectoria con telefilmes como Xtrems, La síndrome Cacareco o 14 d’abril: Macià contra Companys. Debutó en el celuloide gracias a la película Pas a nivell, aunque brilló especialmente en el drama familiar de Morir cada día, cortometraje preseleccionado para los Goya del año pasado. Su sueño es triunfar en teatro con un musical. Y experiencia no le falta: su voz ya ha sonado en los montajes Un cau de mil secrets y Cop de Rock.
RUBÉN DEL PALACIO
– ¿Recuerda el momento particular en que decidió ser actriz, y por qué?
– No es algo que decidiera tajantemente. Sucedió desde la inconsciencia y, tal vez, preferiría haber deseado intensamente dedicarme a esto. A los cinco años era la que hacía los shows en la familia, pero hasta los trece no me apunté a clases de teatro en mi pueblo. Supongo que destacaba en algo y la profesora creyó en mí, así que vinieron a hacerme un casting y a los diecisiete ya obtuve un papel fijo en la serie El cor de la ciutat. Fue entonces cuando sentí que actuar me llenaba y me hacía feliz.
– ¿Quién fue el primer amigo al que se lo contó, y qué le dijo?
– Recibí una llamada del productor de la serie y me quedé en shock. Miré a mi novio de entonces y solo pude decirle: “¡Me han cogido!”. Tenía la sensación de que se avecinaba algo muy grande, pero era incapaz de calcular el calibre de aquello.
– Si el teléfono dejara de sonar, y ojalá que no, ¿a qué cree que se dedicaría?
– A ayudante de producción de obras audiovisuales o espectáculos. Sería muy válida porque soy metódica, organizada y tengo carácter. Así no me alejaría de este mundillo.
– ¿En qué momento de qué rodaje pensó: “¡Madre mía, en qué lío me he metido!”?
– Lo he pensado muchas veces y acto seguido me he dicho: “¡Venga, Paula, que te va la caña! ¡Qué aburrido sería sentarte cada día de tu vida en un escritorio frente a una pared gris!”.
– ¿Cuál cree que es el principal problema del cine español, si es que ve alguno?
– La verdadera dificultad no reside en alumbrar buenas ideas, sino en poder producirlas como merecen. Estamos creciendo mucho en creatividad, pero la crisis y la falta de dinero ponen ahora más trabas que nunca.
– ¿Se le ocurre alguna solución imaginativa para paliarlo?
– Grabar una muestra de lo que se quiere realizar con colaboradores que no cobren por ese trabajo, pero que tengan la certeza de participar en el proyecto si prospera. Y promocionarlo entre la gente para que quieran invertir en él. Es lo que se conoce como crowdfunding, ¿no? Así la financiación se reparte entre muchos padrinos y podemos seguir creando arte.
– ¿A quién le devolvería antes la llamada, a Spielberg o a Woody Allen?
– A Woody Allen.
– ¿Cuál fue el primer actor o actriz que le conmovió, que le dejó al borde mismo de la lágrima?
– Roberto Benigni en La vida es bella. Supongo que será porque vi la película en el paso de la niñez a la recién estrenada conciencia de la juventud.
– ¿Qué frase de película le gusta aplicar como leit motiv personal?
– Creo que nunca he usado ninguna.
– ¿Qué largometraje ha visto tantas veces que se sabe los diálogos completos de alguna escena?
– La señora Doubtfire, aunque hace muchos años que no la veo. ¡Madre mía, qué recuerdos!
– ¿Le gusta volver a verse en los filmes o series en los que ha participado?
– Sufro haciéndolo, pero es constructivo: aprendo como espectadora lo que no me gusta de lo que hago como actriz.
– ¿Cuál fue la última película que no fue capaz de ver hasta el final?
– He intentado ver Match Point en tres ocasiones y, aunque aseguran que es buena, siempre me duermo. ¡Increíble!
– ¿Cuál es el primer consejo que le ha dado alguien cercano –ya sea del ámbito profesional o personal– para ejercer mejor la interpretación?
– “Mírate siempre los pies”. Nunca olvidaré esas palabras de Ramón Madaula.
– ¿Intuitiva o metódica? ¿En qué porcentaje?
– Metódica al 98% e intuitiva al 70% [risas]. ¡No son adjetivos opuestos!
– ¿Qué canción o canciones escogería para ponerle banda sonora al momento actual de su vida?
– Esta mañana me he levantado con unas ganar irresistibles de poner Hooked on a feeling: quería que mi hijo la escuchara por primera vez.
– Adelántenos, ahora que no nos escucha nadie… ¿Cuál es el próximo proyecto que se va a traer entre manos?
– Se está tramando algo para abril de 2013, pero es tan incipiente que no me atrevo a anticipar nada. Es una propuesta estupenda y espero que consigan el dinero para sacarla adelante.
– ¿Qué le gustaría estar haciendo dentro de cinco minutos?
– Cenar con mi familia.
– ¿Y dentro de cinco años?
– Compartir escenario con mi hijo, aunque quizás sea demasiado pequeño: ¡para entonces tendrá cinco años recién cumplidos!
– ¿En qué otra época de la historia le gustaría haber nacido?
– ¡En muchísimas! Woody Allen acierta en Midnight in Paris porque todos deseamos vivir lo que otros han vivido. Por mucho que volvamos al pasado, siempre querremos ir más allá: a los años sesenta, a los veinte, a la Ilustración, a la Edad Media, al Imperio Romano... ¿Y por qué no a la era de los dinosaurios?
– Díganos qué le parece más reseñable de AISGE (si es que hay algo) y en qué aspecto le gustaría que mejorásemos (si es que hay alguno).
– Hacéis un gran trabajo. Estoy agradecida de que exista un organismo como el vuestro.