Pedro Casablanc
“Para ser actor, desgraciadamente, ya no hace falta leer”
Dice que se lo debe “todo” a Bárdenas, a quien encarnó en la memorable ‘B’, pero exagera. El de Casablanca hace tiempo que ejerce el magisterio en la escena
ANTONIO FRAGUAS
Reportaje gráfico: Enrique Cidoncha
La tarde nos regala un sol duro y resplandeciente sobre las paredes de este local de la sierra madrileña, pero es difícil definir el color de los ojos de Pedro Casablanc. El café Babel es un lugar cinematográfico. Fundado por Mariano Barroso, cuenta con una pequeña sala de proyección y un programa de actividades muy apañado. Por aquí se dejan caer actores y artistas radicados en Torrelodones y alrededores. Casablanc, vestido de negro, toma asiento: “Mis ojos son del color de las montañas lejanas. Salen a los de mi madre que, aunque era de Ceuta, parecía sueca. Siempre que veo a Liv Ullmann, me acuerdo de mi madre”.
Pedro Manuel Ortiz nació en Casablanca, Marruecos, en 1963. De ahí el nombre artístico. Su abuelo, y luego su padre, regentaron la sastrería donde se vestían las clases pudientes de la colonia y hasta el mismísimo rey Hassan II. Pero de Humphrey Bogart, ni rastro. “En los 18 años que viví allí no vi la película. Cuando lo hice, ya en Sevilla, fue muy desmitificador”, cuenta con pose de detective maduro.
La trayectoria de este actor es oceánica. Desde los años ochenta, ha participado en decenas de largometrajes y series de televisión (Policías y Mar de plástico son quizá las más celebradas). Pero Casablanc siempre ha vivido consagrado el teatro y el teatro ha querido recompensarle esa devoción con un personaje, el de Luis Bárcenas, que le ha abierto las puertas a papeles protagónicos de cine. Si uno echa la vista atrás, no ha sido un camino fácil. El sol declina en los ojos del actor y lo hace con un fulgor postrero, digno de un lento flashback…