Ourense, sábado 11 de marzo. La gran noche del cine y las series gallegas

Lucía Veiga, Tamar Novas, Berta Ojea y Federico Pérez Rey, póker del audiovisual gallego en 2022

 

‘O corpo aberto’, de Ángeles Huerta, acapara el palmarés de los XXI Mestre Mateo con la sola oposición de las actrices de ‘Rapa’

 

FERNANDO NEIRA (@fneirad)

Reportaje gráfico: Cris Andina (@cris_andina)

A los gallegos se les suele atribuir un cierto carácter retraído y ensimismado, pero los gallegos y gallegas del audiovisual optaron este sábado por sacar pecho de manera indisimulada. “Témolo ben merecido”, se repetía por cada esquina del Auditorio Municipal de Ourense a modo de consigna para los Premios Mestre Mateo, la gran fiesta con la que el gremio hace balance de lo acontecido durante el año anterior. Y se lo tienen bien merecido, solo con atender a las cifras. Primero, porque la gala llegaba ya a la edición número 21, una longevidad por la que resultaba bien difícil apostar en los titubeantes comienzos de la centuria. Y después, porque la Academia Galega do Audiovisual (AGA) aprovechó la ocasión para comunicar que el sector había rebasado los 2,5 millones de euros de recaudación a lo largo de 2022 y que la propia institución acababa de superar la barrera de los 400 académicos. Y subiendo.

Hasta media docena de series con marchamo y aromas propios del dios Breogán llegaron al limbo infinito de las plataformas a lo largo de la temporada recién concluida, e incluso la emisión del vídeo promocional Films from Galicia, que adelanta imágenes de todo lo que se avecina, hizo ondear la bandera “del orgullo gallego por el mundo adelante”. Pero esas buenas vibraciones nunca deben equivaler a bajar la guardia, y en eso se mostró elocuente el presidente de la AGA, Álvaro Pérez Becerra. “En momentos de éxito”, avisó, “las instituciones no pueden olvidar que debemos seguir luchando contra la precariedad, las desigualdades y las injusticias”.

Tamar Novas, el joven profesor destinado a la recóndita e intrigante aldea de Lobosandaus, fue capaz de imponerse en su categoría a tres nombres icónicos de la actuación frente a la cámara: Manuel Manquiña (O home e o can), Javier Cámara (Rapa) y Luis Tosar (Código Emperador). “Luis es, en concreto, una de las personas que más admiro en el mundo”, se sinceró el compostelano Novas, que aprovechó su oficio en la película para dedicar la estatuilla “a los niños, a todos los profesores y a mi madre, que también es maestra". Pero aún más enfático fue al reconocer el mérito de Huerta, la realizadora. “El personaje de Miguel es uno de los regalos más grandes que me han hecho nunca. Este rodaje se terminó convirtiendo en los dos meses más importantes de mi vida”, enfatizó.

Alma, corazón y vida

Su compañero de reparto Federico Pérez Rey triunfó frente a dos de los artífices actorales de Rapa, Adrián Ríos y Ricardo de Barreiro, así como a Denis Gómez, de Código Emperador. Pérez Rey, inmerso en un proceso formativo en Madrid (“ahora me ha dado por hacer cursos”), envió unas líneas para brindar por “la gente que lucha contra la manipulación y defiende la libertad creativa, informativa y cultural”. Se las leyó el productor de la cinta, Gaspar Broullón, que aprovechó para exclamar: “A todos los productores y productoras que me estén escuchando no quiero dejar de recomendarles a Federico. Es uno de los actores con más alma, corazón y vida con que uno puede trabajar. ¡Y además es un galán encubierto!”.

La arrolladora supremacía de O corpo aberto solo empalideció en las categorías de actrices. Berta Ojea, la madre oscura y torturada de Rapa, se impuso a otras dos compañeras de su propia serie, Iria Sobrado y Paula Morado, así como a Elena Seijo (O corpo aberto). Ojea tampoco pudo acudir en persona, pero sí dejó dicho, en labios de Ana Míguez, que Jorge Coira la había hecho “navegar por la parte más oscura” de su corazón. “Este premio va por María José, mi hermana”, leyó Míguez con la mano apuntando al cielo. “Desde donde estés, sé que nos ves y que nos amas”.

Sí que pudo disfrutar de la gloria in situ la coruñesa Lucía Veiga, la hija de Berta Ojea en la ficción, y a la que los académicos señalaron con sus votos frente a las también soberbias candidaturas de Mónica López (Rapa), María Vázquez y Victoria Guerra, ambas de O corpo… “Es un ejercicio muy importante de valentía para los directores escoger a alguien que hasta 2016 se dedicaba a vender teléfonos móviles”, se sinceró la gélida e intrigante Norma en esos seis capítulos de la primera temporada de la trama. Hasta que, con una efusividad opuesta a la de ese personaje, estalló: “¡Gracias, por cierto, a esa compañía telefónica por despedirme! Y gracias al audiovisual por enseñarme a amar mi lengua y mi país. Gracias por esta demostración desmesurada de amor, que además convirtió en alegría las cosas menos alegres de la vida. Porque tanto papá como Abraham eran los dos hombres que estaban en mi vida cuando empezó el rodaje de Rapa y ahora ya no están…”.

Sinónimos ‘vageniales’

En lo relativo a efusividades, en todo caso, nadie pudo alcanzar ni remotamente las cotas que exhibió la actriz Raquel Nogueira, consagrada con el galardón a la mejor webserie gracias a sus Historias vageniales. Fue una categoría en la que, de manera insólita, hubo premio por partida doble, ya que las votaciones registraron un empate con Delicias amargas, de Kraken Media. Pero Nogueira eclipsó a cualquier otro interviniente de la velada al exhibir su prodigioso dominio de los sinónimos en el campo semántico del órgano sexual femenino. “Es la primera vez que una mujer recibe un Mestre Mateo por hacer y decir lo que le sale del coño”, se explayó Nogueira, que quiso compartir su gloria “con todas las vaginas que hay ahora mismo aquí, en este teatro”, antes de desplegar su abrumador ramillete terminológico para designar esa parte específica de la anatomía de la mujer. Y remachó: “Queridas vulvas: sois –somos– enormes”.

“Caernos de la burra” con las bandas sonoras

La ovación en el patio de butacas fue también efusiva, aunque no tan estupefacta, cuando Nani García (A Coruña, 1955) recibió el único trofeo de designación directa, el Premio de Honor “Fernando Rey”, con el que se aplaude su fecunda y admirada trayectoria en la composición de bandas sonoras. “Soy muy consciente de que este es un reconocimiento a la figura del músico, más que a mi persona”, subrayó antes de enumerar a otros grandes de la creación musical en Galicia “y a todos los grandes músicos aún desconocidos por mí”. Y reflexionó: “Parte de la culpa de que no se nos reconozca demasiado la tenemos nosotros mismos, que ni nos lo creemos del todo ni disponemos de recursos suficientes. La clave es que no hagamos caso a quienes nos piden que dejemos de ser nosotros mismos y nos convirtamos en algoritmos. Ha tenido que llegar el gran ejemplo de The White Lotus [con banda sonora del chileno Cristóbal Tapia de Veer] para caernos de la burra y darnos cuenta de que la música puede convertirse en una parte decisiva del relato”.

La gala echó el telón con otra ovación clamorosa, la que se llevó Gaspar Broullón cuando alzaba el último Mateo de la noche. “Esto va por los profesionales de la sanidad pública”, recalcó el productor de O corpo aberto. “Pese a afrontar unas jornadas de trabajo que no se corresponden con un país como el nuestro, nos cogen de la mano en los peores momentos de flaqueza y nos permiten soñar con el futuro”. El del cine y el audiovisual gallego ha adquirido tonalidades alentadoras, pese al mordaz diálogo con que las presentadoras Bárbara Grandío y Victoria Teijeiro habían inaugurado la gala.

– Esta temporada trabajé mucho y el otro día ya me llegó la vida laboral. ¿Sabes cuánto coticé? 14 días.

– ¿En todo el año?

– ¡No, muller, no! ¡En toda la vida!