− Si el teléfono dejara de sonar, y ojalá que no, ¿a qué cree que se dedicaría?
− Si dejara de sonar, llamaría yo. No me imagino dedicándome a otra cosa, ya lo acepté hace mucho tiempo. Aun así, tengo espíritu emprendedor, siempre haría algo que me gustara.
− ¿Ha pensado alguna vez en tirar la toalla?
− Muchas. No la tiraba, se me caía, pero la volvía a recoger porque al día siguiente pensaba que ni este ni otros oficios son fáciles. Y estamos aquí para luchar y continuar por el camino que decidimos.
− ¿En qué rodaje pensó: “¡Madre mía, en qué lío me he metido!”?
− ¡En muchos! [Risas] Recuerdo especialmente el de Lección debida, un filme dirigido por Iván Ruiz Flores que ahora está recogiendo muchos premios en festivales. Mi papel fue tan pequeño como sacrificado: una chica sin brazos que corría perseguida por un psicópata, caía a un hoyo lleno de agua y se ahogaba poco a poco. Entonces pensé que rodar era muy duro, pero al día siguiente estaba encantada de haber pasado por eso.
− ¿Le gusta volver a ver los títulos en los que ha participado?
− Sí, mucho. Me encanta recordar mis personajes, aunque a veces me vea y no me guste demasiado, pues con el paso de los años nos hacemos más críticos. Pero eso demuestra los pasos que he dado en mi carrera.
− ¿Cuál considera que es el principal problema del cine español y qué solución se le ocurre para paliarlo?
− Parece que el cine en España es un lujo: suben el IVA y conceden menos subvenciones. Debemos hacer un esfuerzo para rodar películas con poco presupuesto. En ese sentido, sería interesante contar con la nueva generación que está apareciendo, dejar entrar a las caras nuevas. También sería necesario apostar por los festivales, que incentivan el consumo cinematográfico. Me produce mucha tristeza que desaparezcan, cuando lo que hace falta es seguir reivindicando el talento de aquí, en vez de irnos del país por la crisis. En resumen, propongo hacer más cine y brindar al público otras maneras de verlo, como los certámenes.
− ¿A quién le devolvería antes la llamada, a Tarantino o a Burton?
− ¡A Tim Burton! Seguro que de mí saca un gran personaje para una de sus películas. [Risas]
− ¿Qué actor o actriz le conmovió por primera vez?
− Fue E.T., mientras se despedía de Elliot. Era la primera película que veía, tenía cinco años y le pregunté a mi madre si podía llorar. ¡Pedí permiso para sacar mis lágrimas! [Risas] De más mayor me emocioné con Michael Landon en Autopista hacia el cielo y, sin duda, con el ahogamiento de Artax en La historia interminable.
− ¿Qué frase cinematográfica le gusta aplicar como leit motiv personal?
− Tengo muchas. “¿Carreteras? Donde vamos no necesitamos carreteras”, de Regreso al futuro. O una que pronuncia Kevin Spacey en American Beauty: “No subestimes el poder de la negación”.
− ¿Qué largometraje ha visto tantas veces que se sabe los diálogos completos de alguna escena?
− Regreso al futuro, sin duda. ¡Volvería a verla ahora mismo!