3. No podría haber sacado adelante su primer largometraje, El orfanato, sin la ayuda de Guillermo del Toro, que decidió aportar el capital suficiente para producirlo. Poco tiempo después, aquel trabajo para el que Bayona no encontraba financiación coronó el récord anual de taquilla, fue la obra seleccionada por España para los Óscar y una de las producciones más galardonadas dentro y fuera de nuestras fronteras. Con esa suerte de talento en común, Guillermo y él guardan un proyecto que esperan poder desarrollar juntos, algún día, cuyo título temporal es Hater. Bayona lo reconoce como un mentor: puede que, cuando le abordó por primera vez, con tan solo 19 años y un micrófono de la emisora de radio de su barrio, no imaginara que su amistad llegaría tan lejos.
4. Desde la solemnidad, suele reivindicar la figura de su padre: la última vez, hace muy pocos días, durante el mencionado discurso con el que criticó al titular de Cultura. Este había dado de comer a su familia dibujando, entre otras cosas, los carteles de las películas de los cines de la ciudad, y el director intuye que de ahí también vendría su afecto a la cámara. Curiosamente, y después de que la nota de corte le dejara fuera de la facultad de Periodismo, Bayona reuniría el dinero para la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC) haciendo lo mismo que el hombre al que tanto admira: pintando paredes.