Cuando el trabajo se funde con la vida
Pese a que no tiene un papel favorito de entre los que pueblan su carrera, su monja en Pena de muerte (Tim Robbins, 1995) fue el que más la conmovió. Vivió de cerca la gestación de la cinta, cuyo director era su hoy exmarido. Conoció a la protagonista real de la historia, la hermana Helen Prejean, con quien trabó una gran amistad. Hasta el punto de considera una más de la familia, pues incluso casó a su hija. Monja y actriz acabarían haciendo realidad el argumento de la película cuando juntas iniciaron una campaña para salvar al condenado a muerte Richard Glossip. Y entre risas añadió: “El hecho de ganar el Óscar ese año se debió a que tenía a todas esas mujeres rezando por mí”.
Sarandon también influyó en el resultado final de Pena de muerte corrigiendo detalles del guion. Por ejemplo, modificó aspectos relativos a la última comida del reo, que ella pudo presenciar gracias a un documental de la BBC. E incluyó además la necesidad que tenía el preso de poder tocar a la monja, de mantener contacto humano con ella, algo que aparecía en el libro pero no se encontraba entre las secuencias del guion inicial.
No era la única vez que le sucedía. La artista explicó que subraya los guiones hasta hacerlos lo más concretos posible y poder entender así qué es lo que pretende el director. Prefiere reducir el número de escenas de un metraje si ello permite aportar más detalles sobre el personaje. Aunque en todo ese proceso no regala ni un gesto, bromeó ante los asistentes: “No me gusta ensayar sentada en la mesa entre lloros. Quizá soy lo que llaman una money-actor, no me emociono hasta que me pagan”.
La influencia de los intérpretes en una secuencia puede dar muy buenos frutos. Sarandon reveló que el secreto de su escena erótica con Burt Lancaster en Atlantic City (Louis Malle, 1980) fue el voyerismo. Y es que el actor pronunció un monólogo sobre cómo la miraba todas las noches y lo que se le pasaba por la cabeza, consiguiendo así evitar una escena tan explícita. Para semejante logro hacía falta “mucho carisma y dedicación”. Esas imágenes son ahora las más recordadas del filme.