Un neorrealista domingo madrileño de 1957
para su fin de carrera
El genio oscense, entonces de 25 años, retrató el agobio y la desesperanza para los jóvenes de una España rancia y amargada
JAVIER OCAÑA (@ocanajavier)
Hace apenas unos meses que Carlos Saura presentó Rosa Rosae: La Guerra Civil y Goya 3 de mayo, dos piezas cortas con las que celebrar sus 90 años de edad. Después de una carrera deslumbrante, con premios en los mejores festivales del mundo y un buen puñado de obras maestras, es un momento magnífico para recordar el principio, su práctica fin de carrera en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, la antigua Escuela Oficial de Cine. Correspondiente al curso 1956/57, La tarde del domingo, un mediometraje de 33 minutos inspirado por un texto de Fernando Guillermo de Castro, puede disfrutarse ahora en el canal de YouTube de la Filmoteca Española. Saura tenía 25 años.
Un domingo cualquiera en Madrid. Voz en off de corte lírico. Mes de septiembre. Una joven sirvienta de una casa que en modo alguno parece de clase alta aguanta los improperios, las prisas y la desfachatez de la esposa y el marido del hogar; también el desprecio de la joven hija. Solo parece haber una cierta complicidad con el hijo, también adulto. Hoy es día de fiesta: los domingos por la tarde son sus únicas horas de recreo en toda la semana. Y así, una semana tras otra en una España rancia, amargada, que engulle las esperanzas de las jóvenes empleadas. En realidad, aunque el corto se titule La tarde del domingo, la mitad del relato lo ocupa la triste y trabajosa mañana.
Ya durante la jornada vespertina, primeras secuencias de exterior; cámara en la calle, en el Retiro, como los directores neorrealistas. Y, por fin, el baile. Salón abarrotado de parejas: estables, no tan estables y pasajeras o futuribles. Una parte de los hombres, sempiterna actitud, intentando meter mano. Las chicas, defendiéndose, dejándose flirtear hasta cierto punto o no aguantando ni media. Saura desplaza su cámara y su mirada por el salón y, de pronto, el agobio, la desesperanza. Es entonces cuando el autor despliega su modernidad en una España cinematográfica que está a punto de cambiar con el crecimiento de los de su generación, la que acabó conformando el Nuevo Cine Español.
La endiablada rapidez del montaje; la técnica y el arte, al servicio de la emoción y de las sensaciones. Un domingo más, un domingo menos. El calendario pasa a ser lunes. Aún queda una semana para la nueva salida. España y nada más. Y un alumno de escuela que daba pasos de gigante hasta convertirse en cineasta.