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2025
MIGUEL ÁNGEL OESTE
Uno. Enero. En líneas generales ha sido un buen año para el audiovisual español, con películas como Segundo premio, Los destellos, La estrella azul o La casa; y series extraordinarias como Querer, Celeste o Los años nuevos. Aunque esto no impide que el sector sea precario, como casi todo lo cultural en este país. Se habla mucho de la calidad de la cultura española, pero la realidad es que no se valora lo suficiente, porque los escritores, cineastas, actores, actrices, músicos, etcétera aportan a la vida esos valores intangibles que van más allá del dinero que en muchas ocasiones ellos mismos no tienen. Por eso fue tan importante que la Filmoteca Española recuperase el pasado enero un ciclo del cine de Agustí Villaronga que nos permitiera ver en pantalla películas como Tras el cristal o Pa Negre. Como escribía Carlos Reviriego, “el cine de Villaronga se caracteriza entre otras cosas por su inclemencia, su capacidad para reflexionar sobre la crueldad humana, su interés por los procesos históricos y la identidad homosexual, así como por su ambivalencia para no deslizarse por los estereotipos de la ética que delimita a los buenos y los malos".
Dos. Febrero. Es el mes de los Goya, uno de los grandes momentos del cine español. Ganó Juan Antonio Bayona con la espléndida La sociedad de la nieve, pero nos quedamos con el Goya a Ane Gabarain por 20.000 especies de abejas, de Estíbaliz Urresola. Como ya apuntamos en un texto que le dedicamos a la actriz, el reconocimiento le llegó con sesenta años, después de llevar más de cuarenta dedicada a la interpretación. Un oficio repleto de incertidumbres, en el que la actriz tuvo que vadear esas etapas en las que no salía nada. Porque la profesión de actriz es una de las más complicadas que existen. Una vocación a la que el intérprete debe aportar mucho de su energía vital, renunciar a cosas elementales para seguir. Una profesión que no está al alcance de cualquiera.
Tres. Marzo. Este es el mes del Festival del Cine de Málaga. Y este año salieron reforzadas dos estupendas películas, Segundo premio, de Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez, y La casa, de Álex Montoya, adaptación de la homónima novela gráfica de Paco Roca. Esta última es una historia emotiva que Montoya filma con delicadeza y mirada certera, mientras que la película de Lacuesta y Rodríguez es un salto al vacío. Una película sobre la creación, la muerte y la vida, y, por encima de cualquier otra cosa, un poderoso vínculo íntimo con la creatividad como fuerza continua e invisible que palpa lo que se está esfumando pero que lucha por salir.
Cuatro. Abril. Mayo. La primavera es fecha de estrenos en español. Muchos de los títulos habían pasado ya por Málaga, como Pájaros, de Pau Durá, o Matusalén, de David Galán Galindo. Durante el mes de mayo se celebra el certamen cinematográfico más importante, Cannes, donde el cine español no suele tener demasiada presencia, de ahí que destaquemos Volveréis, de Jonás Trueba e interpretada por Vito Sanz e Itsaso Arana que estuvo en la Quincena de Realizadores y se alzó con el premio a la Mejor Película Europea. Una película que narra la separación de una pareja con la sensibilidad a la que nos tiene acostumbrados el cineasta. Cine que indaga en esas zonas relevantes de cualquier ser humano.
Cinco. Junio. Julio. Agosto. El tiempo estival también es momento de cine y, claro, de festivales con muchas décadas como Locarno o Venecia, a pesar de que este último también abarcó unos días de septiembre. En Locarno se pudo ver Salve María, de Mar Coll, y Rita, de Paz Vega. De hecho, el drama intenso sobre la maternidad de Mar Coll tuvo una mención especial y estupendas reseñas. También tuvo el apoyo de la crítica el debut en la dirección de la actriz Paz Vega. Pero sin duda alguna el momento destacado fue el triunfo en Venecia de La habitación de al lado, de Pedro Almodóvar, una reflexión sobre la muerte y la amistad que se llevó una ovación de más de 15 minutos en el certamen. Un León de Oro histórico para el director más internacional de nuestra cinematografía.
Seis. Septiembre. Nos vamos a la playa de la Concha en San Sebastián, que en su 72 edición tuvo una destacada presencia española tanto en su programación como en su palmarés. La Concha de Oro fue para el inclasificable Albert Serra y su Tardes de soledad, un film de no ficción sobre el mundo del toreo. También se pudo ver Soy Nevenka, de Icíar Bollaín; Los destellos, de Pilar Palomero, y óperas primas como Por donde pasa el silencio, de Sandra Romero. Tal vez San Sebastián y Málaga concentran las películas de mayor importancia de cada año.
Siete. Octubre. Noviembre. Junto a todos los títulos que ya hemos mencionado, desde el de Pedro Almodóvar a Jonás Trueba, pasando por Isaki Lacuesta o Álex Montoya, en el último trimestre nos han llegado algunas películas que no podemos olvidar, como el regreso de Javier Rebollo, En la alcoba del sultán, que trae a su vez el retorno de una actriz magnética, Pilar López de Ayala. Y también son meses para recuperar títulos como joyas escondidas, desde Nina, de Andrea Jaurrieta, una historia de venganza de estética y corazón de western, a rarezas como Rock Bottom, de María Trémor; o Tratamos demasiado bien a las mujeres, el debut en la dirección de la diseñadora Clara Bilbao. Sin olvidar algunas series de televisión imperdibles que nos han llegado estos meses, como Celeste, Querer, Yo adicto o Los años nuevos.
Ocho. Diciembre. Ha sido un repaso casi telegráfico de 2024, pero que demuestra que la cinematografía española es una de las principales de Europa, ya sea por calidad como por cantidad. Un cine que este año ha tenido logros internacionales y que sigue a gran nivel. Quizás el deseo para el 2025 sea que disfrutemos aún más del cine español en las salas de cine, que retomemos un acto tan social que, además, nos acerca hasta allí donde mejor se ve y se disfruta cualquier película.
Licenciado en Historia y Comunicación, Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1972) acaba de reeditar en versión revisada Perro negro (antes, Far Leys, 2014), en torno a la figura del malogrado genio del folk británico Nick Drake. Es autor de las novelas Bobby Logan (Zut, 2011), Arena (Tusquets Editores, 2020), que obtuvo el Premio Memorial Silverio Cañada en 2021, y Vengo de ese miedo (Tusquets Editores, 2022, premio Finestres de narrativa en 2023). También le asiste experiencia en el ámbito de la literatura infantil y juvenil con los títulos Carlota quiere leer (Anaya, 2020) y Sofía, la hormiga sin antenas (Anaya, 2022). Forma parte del Comité de Dirección de cine del Festival de Málaga y es director de la Semana de Cine de Melilla.