'Las Gentiles', retrato del abismo adolescente
MIGUEL ÁNGEL OESTE
Uno. La última película de Santi Amodeo, Las gentiles, una de las películas más brutales del pasado año –y que desgraciadamente pasó algo desapercibida en la cartelera de los cines–, llegó hace un par de semanas a Movistar+. Es una de esas películas en las que se nota que el cineasta se juega la vida. De ahí su grandeza. Una de esas historias que te cortan el aliento y te dejan sentado en la butaca de una sala o en el sofá de tu casa mientras asistes a la huida de esas adolescentes fuera de un entorno tan inasible como el agua. Una película y un director que hay que reivindicar. De hecho, si Amodeo rodara con más frecuencia al cine español le iría mejor, porque su filmografía revela a un cineasta único y estimulante, un narrador dotado que derrocha extrañeza y una mirada insólita para captar las emociones de los personajes y la sensibilidad del mundo.
Dos. Al cineasta siempre le ha interesado el mundo de los jóvenes, de las personas desubicadas en una realidad hostil. Jóvenes sensibles, distintos, de clase social media; chicos y chicas de barrio, fuera de pomposidades y de artificios narrativos. En Las gentiles asistimos a una narración en primera persona de una adolescente y su fascinación por su amiga y el filtro perturbador de las redes sociales. Los 73 minutos de esta historia son un golpe al corazón. Una manera de trasladar lo que no funciona en el interior de esas chicas que ríen, lloran, se enfadan, que bajo la apariencia normal gritan en silencio o a las que se les mueve un tornado incómodo dentro de ellas.
Tres. África de la Cruz y Paula Díaz son las dos jóvenes actrices que descubre Amodeo en esta magnética película. Dos intérpretes sin imposturas, como la narración vital que pone en escena el director. Dos actrices que ponen su experiencia en la veracidad de la historia, pura complicidad a la que el cineasta suma la sencillez naturalista de Álex Catalán, el director de fotografía. Mientras en muchos largos uno reconoce el texto del guion, en Las gentiles el espectador percibe esa oralidad verosímil de la calle, esas confidencias de las protagonistas cuando hablan y también cuando callan. Esa oscuridad verdosa de la piscina en la que sucede lo indecible, ese río tranquilo que corre furioso por el fango, refleja la turbulencia adolescente de esas niñas en una sociedad que hace clic para romper, no ya la inocencia, sino la mínima estabilidad emocional de una de las etapas más complejas de la vida.
Cuatro. Desde que debutó en 1998 con su primer cortometraje, Prólogo a una historia de carreteras, Santiago Amodeo (Sevilla, 1969) se ha empeñado, y con notable éxito, por cimentar una carrera cinematográfica hecha íntegramente desde el sur, desde esa capital sevillana que lo vio nacer. No era en aquellos tiempos, y aún hoy tampoco, un empeño fácil; y menos aún pretendiendo hacerlo, como es su caso, desde lo que bien podríamos llamar una plataforma autoral. Pero Santi Amodeo lo ha conseguido. Junto a Alberto Rodríguez rodó el cortometraje Bancos y esa comedia sorprendente, única, de espíritu libre, rodada en Londres, El factor Pilgrim (2001), que los puso en el mapa del cine español.
Cinco. Y desde ahí trabajaron juntos en otras ocasiones, como en el guion de El traje (2002), dirigido por Alberto, o Amodeo hizo para Rodríguez la banda sonora de 7 vírgenes (2005). Pronto se hizo evidente que cada uno tenía su propio horizonte creativo. Alberto, aferrado a las normas clásicas del film noir, del que ha terminado convirtiéndose en uno de los grandes directores del actual cine español; Amodeo, en una dimensión más personal, más arriesgada, tal como denota su primera, dura película en solitario, Astronautas (2003), una inmersión sin cortapisas en el mundo de la droga, a la que seguirían otros títulos cargados de originalidad, poblados de seres en lucha abierta con eso que tendemos a llamar normalidad: eso son, sin ir más lejos, Cabeza de perro (2006), ¿Quién mató a Bambi? (2013), Yo, mi mujer y mi mujer muerta (2019) y esta Las gentiles.
Seis. Y es que las películas de Santi Amodeo están marcadas por un estilo propio, reconocible, que logra mostrar un juego visual cargado de metáforas y lecturas que no se parecen a ninguna. Las absorciones anglosajonas (no solo cinematográficas, también musicales y literarias) se despliegan de una forma novedosa y poco convencional en sus historias. Además, es un cineasta al que le gusta asumir desafíos, algo importante para cualquiera que se dedique a la creación. Persona de trato fácil, entusiasta de su oficio, su energía arrolladora se transmite en las imágenes en movimiento que hace aflorar. Historias personales, arriesgadas y a veces a contracorriente; pero realizadas desde esa independencia insobornable que vuelve a demostrar ahora en Las gentiles, una película que refleja la inquietud y el abismo de unas chicas adolescentes que gritan en silencio tener más visibilidad.
Licenciado en Historia y Comunicación, Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1972) es autor de las novelas Bobby Logan (Zut, 2011), Far Leys (Zut, 2014), Arena (Tusquets Editores, 2020), que obtuvo el Premio Memorial Silverio Cañada en 2021, y Vengo de ese miedo (Tusquets Editores, 2022). También le asiste experiencia en el ámbito de la literatura infantil y juvenil con los títulos Carlota quiere leer (Anaya, 2020) y Sofía, la hormiga sin antenas (Anaya, 2022). Forma parte del Comité de Dirección de cine del Festival de Málaga y es director de la Semana de Cine de Melilla.