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 Sergio Sarria, el guionista fronterizo

   

MIGUEL ÁNGEL OESTE

     

            

Ilustración: Luis Frutos

Uno. “De alguna forma, escribir es un ajuste de cuentas con el destino. Una forma de aliviar todos los errores que cometes en tu día a día; aquella frase que no dijiste, aquella decisión que no tomaste… Llegué a ser guionista porque soy un desastre en la vida real y necesitaba segundas oportunidades”. Así cuenta Sergio Sarria (Málaga, 1979) el impulso vital y vocacional que le llevó a ser guionista y escritor.

 

Dos. Aunque los rostros de los guionistas no siempre son visibles, sus obras sin duda sí que lo son. El texto está en el origen de todo. Representa la explosión del que hace pequeños grandes universos con los que disfrutamos los telespectadores. Su novela El hombre que odiaba a Paulo Coelho dio lugar a la serie Nasdrovia para Movistar Plus+, una comedia porosa con los géneros protagonizada por Leonor Watling y Hugo Silva en el que el juego metatextual y las referencias son balonazos para el público. La experiencia en televisión de Sergio Sarria es amplia. Trabajó de coordinador de guion en el programa El intermedio, y también ha escrito guiones para series como Malaka o Dos años y un día, además de seguir con la literatura. Su última novela, Terral, es un potente thriller narrado desde distintos puntos de vista a lo largo de una semana, y no sería extraño que la veamos adaptada.

 

Tres. Si a este guionista la vida le genera ansiedad al no poder controlar los acontecimientos de su vida, con la escritura de un guion o una novela lo diseña todo al milímetro. “No te lanzas a escribir sin tener antes claro qué va a ocurrir y cómo van a reaccionar tus personajes”, apostilla el autor. Nos confiesa que no ha tenido la tentación de escribir grandes historias, pero que hay una idea con la que lleva muchos años obsesionado, la desbandá de Málaga. “Un episodio de la Guerra Civil poco conocido fuera de Málaga en el que fueron asesinados entre 3.000 y 5.000 malagueños mientras huían de la ciudad ante el avance de las tropas franquistas. Es una historia que me da tanto respeto como ganas de escribirla. Una historia silenciada durante demasiado tiempo que creo debería contar alguien de la tierra”, explica. Y sabemos que más temprano que tarde terminará escribiendo.

 

Cuatro. Si una cosa destaca de la escritura y los guiones de Sergio Sarria es la naturalidad. Una clara tendencia de que la historia y los personajes se imponen al estilo. Y esta manera de entender su escritura se refleja en las historias que ha elegido. Historias que le han marcado e influido de algún modo en más de un sentido, como la atemporal comedia de José María Forqué Atraco a las tres (1962). Como nos comenta el propio autor: “Bajo el aspecto de una simple parodia de películas de atracos se esconde un retrato de las penurias y el abuso de poder en la España franquista. Para mí es uno de los mejores ejemplos de cómo la comedia, a pesar del escaso reconocimiento por parte de la crítica, es el mejor de los géneros para fotografiar a las sociedades de cada época.”

 

Cinco. No podía faltar Luis García Berlanga y, como nos confiesa Sarria, podría haber elegido Plácido (1961) o El Verdugo (1963), pero opta por La vaquilla (1985), "porque me río más aunque sea menos compleja.” Rafael Azcona es un referente para muchos guionistas y sin duda sus guiones son ejemplos de ritmo, a la par que describe la conciencia humana como pocos. Anota el creador de Nasdrovia: “obviamente nunca podré llegar a escribir como Azcona, pero es un modelo que seguir. No solo me gusta de él que sea capaz de hacer humor de cualquier tema, incluso de algunos tan espinosos como la guerra civil española, sino que además sus personajes, hasta cuando son miserables, no dejan de ser tiernos. Fue al primer guionista al que le escuché decir que los personajes en sus diálogos deben ir por un lado y el argumento de la película por otro. Tal vez sea el mejor consejo que te pueden dar si te dedicas a esto; no verbalizar lo que está ocurriendo.”

 

Seis. Otro clásico, esta vez del género negro, es El crack (José Luis Garci, 1981). En esta película Alfredo Landa compone un personaje memorable, el detective Ramón Areta. Tal vez porque en los últimos años, además de comedia, Sergio Sarria escribe bastante thriller y serie negra. “Siempre tengo presente El crack, especialmente por su increíble capacidad de filtrar todas las referencias del cine negro americano de los cincuenta a través de las particularidades de Madrid y las costumbres españolas. Pero también por el intento de desmitificar la figura del detective, algo que siempre tengo presente en mi escritura”, comenta.   

 

Siete. También policial o negrocriminal es Grupo 7 (Alberto Rodríguez, 2012), una película contundente, que demuestra el brío narrativo del cineasta, el retrato de esa Sevilla antes de la Expo del 92 y un diseño de personajes para enmarcar. No es extraño, por tanto, que esté entre los títulos que le han marcado. A ello se une que, por su condición de andaluz, “cuando escribo noir intento plasmar realidades sociales de mi tierra. Si tuviera que indicar un thriller que me haya influido recientemente sería Grupo 7 . Y no solo por el espléndido manejo de lo local, sino también por la forma de dibujar personajes que se mueven en el alambre, en la frontera que suele separar el mal del bien. Los policías de Grupo 7, ese tipo de personajes que simplemente tratan de sobrevivir, son para mí un referente constante a la hora de construir personajes de thriller.”

 

Ocho. La elección de Entre dos aguas (Isaki Lacuesta, 2018) puede tal vez sorprender, pero no cuando expone con sinceridad: “pese a que esté muy lejos de conseguirlo, siento una envidia terrible al ver la naturalidad y honestidad con la que Isa Campo, Isaki Lacuesta y Fran Araújo son capaces de captar instantes de una vida. En esta película, como en el resto de su cine, la ficción nunca logra desdibujar la vida real. Una cuestión que cada día me preocupa más a la hora de escribir, que no se note la mano del guionista en las secuencias, que la historia esté por encima del ingenio. Y pocas películas logran este efecto tan bien como Entre dos aguas”. Esta reflexión es una muestra de la madurez creativa que ha alcanzado Sergio Sarria. La aspiración a ser invisible mediante la escritura como única manera de ser honesto. La relevancia de que por encima de cualquier consideración está la historia y los personajes, que es lo que caracteriza las elecciones de este guionista.

 

 

                                                

                                

Licenciado en Historia y Comunicación, Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1972) es autor de las novelas Bobby Logan (Zut, 2011), Far Leys (Zut, 2014), Arena (Tusquets Editores, 2020), que obtuvo el Premio Memorial Silverio Cañada en 2021, y Vengo de ese miedo (Tusquets Editores, 2022, premio Finestres de narrativa en 2023). También le asiste experiencia en el ámbito de la literatura infantil y juvenil con los títulos Carlota quiere leer (Anaya, 2020) y Sofía, la hormiga sin antenas   (Anaya, 2022). Forma parte del Comité de Dirección de cine del  Festival  de Málaga y es director de la Semana de Cine de Melilla.                         

            
               
                                
 

   

       

       

       

       
       

       

       

       

       

       
       

       

       

       

       

       

       

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