#VozEnOn
No todo son novedades
MIGUEL ÁNGEL OESTE
Uno. Vivimos en una sociedad que nos impone la tiranía de la novedad en materia audiovisual y casi en cualquier ámbito. Y, ojo, advierto, no es que me oponga a la novedad, sino a la dinámicas que establece. Parece que una película o serie de hace un par de años pertenece al pleistoceno, cuando las buenas películas y las buenas series de televisión no tienen edad, son atemporales. También le sucede a los discos, a las novelas, etcétera. Pero la tendencia es otra. No hay tiempo ni espacio para asentar las obras: unas arrastran a otras. Este afán por lo nuevo tiene otra consecuencia evidente, la rapidez, en vez de buscar un ritmo más lento, que es el que suelen reclamar las creaciones artísticas, ya sea una película, un libro, una pintura... Vales en función del impacto que generes al principio y de lo que los gurús de marketing extiendan sus redes sobre la creación concreta, aunque poco tenga que ver con la esencia en sí de la obra.
Dos. La breve introducción anterior es para justificar las recomendaciones de varias ficciones televisivas que, si no han visto, estaría bien recuperar, porque son propuestas más que estimables; propuestas que siempre serán nuevas, que alumbran nuestros sentimientos de algún modo. Y es que películas rodadas hace muchos años, desde Plácido a El inquilino, son más modernas y nuevas que esa bola de la novedad en la que todos rodamos. Aunque la idea es citar algunos títulos de teleseries diferenciadas en términos estéticos y narrativos de la última década que podrían estar en la línea del tiempo de la novedad.
Tres. La primera serie que voy a citar puede causar incluso polémica porque no tuvo el éxito que se esperaba, pero La zona, de Jorge y Alberto Sánchez Cabezudo, es un policiaco con ecos de drama y western fronterizo que habla más de lo que parece del mundo que habitamos. Los personajes de esta serie están atrapados, son víctimas convertidas en supervivientes en lucha en una frontera no solo física, también moral. Ya antes habían creado Crematorio, la adaptación de la novela homónima de Rafael Chirbes, donde se indaga en ese clima de corrupción moral y económica de raigambre social que parece ser una de sus preocupaciones, en paralelo a la depuración de un estilo sólido y elegante en la sordidez que retrata.
Cuatro. Otro título serial es Arde Madrid, creada por Anna R. Costa y Paco León. Una serie en la que, más allá de las decisiones estéticas sobre la disección de la realidad que retrata, se percibe una evidente agudeza para mirar y captar los detalles. Es una ficción que se bebe con la facilidad con que Ava Gardner se bebía la vida. Pero sobre todo es una serie de y sobre mujeres en una España defectuosa, donde empiezan a vislumbrarse otros modos de estar y ser en un ambiente de represión que aspira a la libertad. De ahí que los creadores desplieguen mala leche y en ocasiones tiendan al esperpento en su crítica de una España miserable.
Cinco. Gigantes es una poderosa serie sobre la naturaleza del drama y el estilo visual a través de la familia Guerrero. A partir de una idea de Manuel Gancedo está desarrollada por Miguel Barros, Michel Gaztambide y Enrique Urbizu, que la dirige. La serie dialoga orgánicamente desde las raíces, desde lo hondo de la condición humana y a la vez de la gramática visual de la concepción de los planos y su significación. En ese diálogo interno de contraponer la puesta en escena y la vida ficcional se plasma lo profundo y diverso de los seres humanos, la pérdida de la infancia-adolescencia, la violencia mamada, la predestinación. Otra serie a la que el tiempo no erosiona.
Seis. Mira lo que has hecho, la serie creada por Berto Romero y escrita por Rafel Barceló, Enric Pardo y el propio Berto, va de menos a más, sobre todo cuando se incorpora en la dirección Javier Ruiz Caldera en la segunda temporada, en su juego simbólico entre vida y ficción, ganando en matices, en dinamismo, en potencia y variaciones estéticas. Una comedia que se impresiona desde las debilidades humanas. Por ello, la fuerza dramática que suspende por medio de una dirección que sabe captar la extrañeza de los deseos, frustraciones, culpas, amores… de personajes arrastrados por sus miedos en medio de un momento vital complicado. Es una de las propuestas más medulares de la ficción española y el mismo equipo creativo acaba de estrenar El otro lado.
Siete. A raíz del estreno de Un amor, de Isabel Coixet, no quiero olvidar el viaje que supone la serie creada por la cineasta, Foodie Love, y protagonizada con brillantez por Laia Costa y Guillermo Pfening. Foodie Love es como adentrarse en la cabeza, emociones y sentimientos de Coixet, recorrer los sitios que le gustan, descubrir esos rincones de Roma o Barcelona que de un modo u otro la han seducido; escuchar la música que escucha, leer los libros y películas que le interesan. Una ficción serial repleta de juegos referenciales al cine y la literatura con la comida como excusa en una guerra dialéctica de sexos que recorre o va desde la comedia romántica clásica (no es accesoria la cita final a las películas de Myrna Loy y William Powell), pasando por el cine de la modernidad (con Rossellini a la cabeza –reformulando en sentido contrario su Viaggio in Italia, de 1954–), los nuevos cines, exploraciones del matrimonio en viajes por carretera, secuencias que quedaron en la memoria de cualquier espectador y que la cineasta reinterpreta, junto a absorciones de cineastas actuales que se emparentan con su estilo y su forma de ver la vida.
Ocho. Vivimos una efervescencia absoluta de la novedad. La oferta de series y películas es grande; sin embargo, siempre está bien mirar atrás. Porque estas series citadas y otras muchas no tienen edad, seguirán igual de modernas hoy y dentro de cien años.
Licenciado en Historia y Comunicación, Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1972) es autor de las novelas Bobby Logan (Zut, 2011), Far Leys (Zut, 2014), Arena (Tusquets Editores, 2020), que obtuvo el Premio Memorial Silverio Cañada en 2021, y Vengo de ese miedo (Tusquets Editores, 2022, premio Finestres de narrativa en 2023). También le asiste experiencia en el ámbito de la literatura infantil y juvenil con los títulos Carlota quiere leer (Anaya, 2020) y Sofía, la hormiga sin antenas (Anaya, 2022). Forma parte del Comité de Dirección de cine del Festival de Málaga y es director de la Semana de Cine de Melilla.