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Voz en ON

 

 

 

Modelo de actor

 

 

 

MIGUEL ÁNGEL OESTE

     

            

Ilustración: Luis Frutos

 

Uno. Que una película funcione depende mucho de la credibilidad de sus actores y actrices. Esta apreciación resulta evidente, aunque unas veces más que otras. La última película de Alberto Rodríguez, Modelo 77, que narra el motín en la cárcel catalana y la posterior fuga de ella es un ejemplo portentoso. Actores como Miguel Herrán y Javier Gutiérrez fomentan el desasosegante clima que genera el cineasta. Sin los intérpretes, la película carecería de la verosimilitud que posee.

 

Del talento de Javier Gutiérrez no vamos a descubrir nada nuevo. Pero el estreno de Modelo 77 nos sirve de excusa para hablar de uno de los artistas españoles que mejor sabe apropiarse de sus personajes y hacerlos crecer, se trate de una película, de una obra de teatro o de una serie de televisión. Su trabajo siempre trasciende. Pero durante muchos años no se le reconoció su talento.

 

Dos. Tampoco descubrimos nada si decimos que Javier Gutiérrez es uno de los intérpretes más solicitados y respetados de nuestro país en la actualidad. Sin embargo, este reconocimiento lo ha logrado después de años de batirse con colaboraciones y papeles secundarios. Después de años siendo un modelo de actor. Después de muchos años demostrando sin descanso y con voluntad de hierro ese talento que exuda, que hace creíble cualquier personaje.

 

Tres. Quizás muchos espectadores conocieron a Javier Gutiérrez como el Satur de la serie Águila roja, auténtico sostén (y verdadero protagonista) de tantos capítulos televisivos que hicieron furor en los hogares españoles hace unos años: humor, picardía, sarcasmo. Otros lo habrán descubierto como entrenador de un equipo de baloncesto de discapacitados en Campeones (Javier Fesser, 2018). Pero el papel memorable que hizo estallar el talento que Javier Gutiérrez llevaba décadas expandiendo en todo tipo de personajes es la del sombrío policía con pasado en La isla mínima, esa espléndida película de Alberto Rodríguez en la que tiene de compañero a Raúl Arévalo.


Con Modelo 77 vuelve a exhibir lo que siempre demuestra, la amplitud de registros y esa intensa veracidad que inyecta a los personajes que compone.

 

Cuatro. Sin embargo, lo anterior, lo repito, lo lleva haciendo en repartos de todo tipo. Ya lo vimos en el personaje de Solis, un actor dispuesto a hacerle sombra al mismísimo Torrente. En El desconocido, cinta en la que una buena mañana pone palos en las ruedas de Luis Tosar. Para no poca gente, Javier Gutiérrez es el policía venido del más allá que protagoniza la serie Estoy vivo. Otra gran creación de este actor dúctil, inspirado, que conmueve con el mínimo esfuerzo. A Gutiérrez le gusta el riesgo y jugar. No podría ser de otro modo. Y por no abandonar las series, qué me dicen de la pareja que formó con Malena Alterio en Vergüenza, esa serie creada por Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero, que se ríe de las miserias del país y en el que da vida a Jesús, un fotógrafo de bodas con ínfulas artísticas. O el retrato que hace del novelista desnudo que protagoniza en El autor, de Manuel Martín Cuenca.


Cinco. Ya habrán adivinado que Javier Gutiérrez es un corredor de fondo en este complejo y vulnerable oficio que es la interpretación. Hay muchas más películas y personajes principales o secundarios para recordar, pero no es plan de hacer una lista de una carrera exitosa que se ha labrado a base de trabajo. Un lugar que ha ido construyendo con una voz poderosa, sin estridencias, y que sigue desarrollando con este nuevo drama carcelario dirigido por Alberto Rodríguez. Un actor capaz de construir realidades más allá del mero entretenimiento. Y eso, qué quieren que les diga, solo lo logran unos elegidos.


Seis. Está claro que, según a quién preguntemos, tendremos una imagen distinta del gran actor Javier Gutiérrez. Pero todos coincidirán en una: es un artista que combina talento y compromiso. Y eso no es fácil. Como le espetaban en Vergüenza: “Este es un país que a quien tiene talento se le arranca la cabeza de cuajo”. Menos mal que no siempre es así. Menos mal que el cine español tiene a Javier Gutiérrez, ese hombre corriente fuera de lo común, ese hombre que dota a sus personajes de esa verosimilitud esencial para cualquier película, serie o pieza teatral. Ese buen actor y mejor persona que derrocha humanidad bajo la dura luz de los focos.

           
                    
                                                Licenciado en Historia y Comunicación, Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1972) es autor de las novelas Bobby Logan (Zut, 2011), Far Leys (Zut, 2014), Arena (Tusquets Editores, 2020), que obtuvo el Premio Memorial Silverio Cañada en 2021, y Vengo de ese miedo (Tusquets Editores, 2022). También le asiste experiencia en el ámbito de la literatura infantil y juvenil con los títulos Carlota quiere leer (Anaya, 2020) y Sofía, la hormiga sin antenas   (Anaya, 2022). Forma parte del Comité de Dirección de cine del  Festival  de Málaga y es director de la Semana de Cine de Melilla.                         
            
               
                                
       

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