twitter instagram facebook
Versión imprimir

            

            

                  

#VozEnOn


 

 Las películas de mi vida, con Daniel Ruiz

   

MIGUEL ÁNGEL OESTE

     

            

            

Ilustración: Luis Frutos

 

Uno. Daniel Ruiz es uno de los escritores que mejor testimonian las relaciones y procesos contemporáneos. Lo hace con una buena dosis de ironía y un punto salvaje, quizás, porque como él dice “siempre escribe contra algo”. La gran ola, El calentamiento global, Amigos para siempre, Maleza… y acaba de llegar Mosturito, el retrato de un chaval de barrio sin horizonte, que se busca la vida y va descubriendo el mundo como puede, donde juega con el lenguaje oral y la potencia de las imágenes. Y es que igual que los libros le han curtido, lo han hecho también las películas. “A la hora de narrar, creo que mi literatura guarda mucha deuda con el cine. Me gusta escribir con plasticidad, que mis historias y mis personajes se puedan ver. Es algo que me han dicho mucho: el carácter visual de mis novelas”, confiesa.

 

Dos. Le digo que sus novelas son muy cinematográficas y él me dice que sí, pero matiza: “existe, falsamente, una consideración negativa cuando se habla de 'novelas muy cinematográficas'. Es algo peyorativo. Sin embargo, yo creo que el lector de hoy es también un espectador, y que dirigirnos al lector de hoy implica dirigirnos a personas que han crecido consumiendo historias audiovisuales. Por eso, creo que la literatura debe tenerlo en cuenta, o yo al menos así lo concibo”. Y apostilla: “eso no quiere decir que algunas novelas parezcan, como determinados bestsellers sonrojantes, guiones de cine”.

 

Tres. Me advierte de que en su educación sentimental y en sus libros no solo le han influido películas españolas. De hecho, la primera que cita es La ley de la calle, de Francis Ford Coppola. “Es una de las películas que más me han inspirado”, resalta. La extraordinaria película de Coppola habla de la calle y las pandillas y sueños frustrados en un blanco y negro repleto de matices. “Para mí es una de las mejores ficciones sobre la adolescencia que se han rodado. Y el personaje del Chico de la Moto me parece un retrato perfecto sobre la sentimentalidad de la adolescencia. En Mosturito hay bastante del Chico de la Moto en uno de los personajes”, desvela, mientras aún hablamos un rato más de Matt Dillon y el resto del reparto de la película.

 

Cuatro. Salto al vacío, de Daniel Calparsoro, me sigue pareciendo uno de los debuts más deslumbrantes del cine español”, dice. Una película de mediados de los noventa que tuvo una estupenda recepción de crítica y público. El escritor comenta: “a mí me sigue fascinando. Me parece una película que retrata de forma única la cuestión de la precariedad asociada a la juventud incierta. Y que está rodada con una cámara nerviosa y un sentido rítmico apabullantes. También me parece sublime que la banda sonora fuera el Siamese dreams de los Smashing Pumpkins, lo que le da una densidad poética especial”.

 

Cinco. Y en su recorrido por los barrios y los jóvenes no podía faltar la película de Fernando León de Aranoa, Barrio, una historia que palpa la realidad y que para Ruiz “sigue siendo el mejor retrato de la cultura de barrio que se ha hecho en el cine español”. Luego, cambiando de tercio, cita La teta y la luna, de Bigas Luna. “Me parece un director que reivindicar, con joyas incontestables. Entre ellas, esta cinta, que tiene una poética tan singular como magnética”. Y lo expresa como si estuviera defendiéndola ante una audiencia invisible.

 

Seis. Luego habla de “un mago”, de Federico Fellini, del impacto que tuvo su cine en él . Pero si tuviera que elegir solo una se quedaría con Amarcord. “Pocas veces como en esa película la poesía concilia tan bien con lo escatológico, con lo erótico, con lo humorístico. Obra maestra absoluta”. Y también le ha influenciado mucho Román Polanski. De este director, confiesa, le gusta "absolutamente todo", aunque especialmente Lunas de hiel. Una obra oscura en la que, como señala Daniel Ruiz, “se retrata como pocas la tortuosidad de las relaciones humanas, cuando sexo y amor se mezclan con crueldad y dolor”.

 

Siete. Y si las cámaras de los cineastas que le gustan no tienen pudor a la hora de narrar y mostrar las relaciones humanas, el escritor sevillano tampoco lo hace en sus viajes narrativos: novelas que se leen con avidez y que siempre buscan ir más allá en lo formal.

 

            

           

          

                            
                        

                  
                  

Licenciado en Historia y Comunicación, Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1972) acaba de reeditar en versión revisada Perro negro (antes, Far Leys, 2014), en torno a la figura del malogrado genio del folk británico Nick Drake. Es autor de las novelas Bobby Logan (Zut, 2011),  Arena (Tusquets Editores, 2020), que obtuvo el Premio Memorial Silverio Cañada en 2021, y Vengo de ese miedo (Tusquets Editores, 2022, premio Finestres de narrativa en 2023). También le asiste experiencia en el ámbito de la literatura infantil y juvenil con los títulos Carlota quiere leer (Anaya, 2020) y Sofía, la hormiga sin antenas   (Anaya, 2022). Forma parte del Comité de Dirección de cine del  Festival  de Málaga y es director de la Semana de Cine de Melilla.                         

     
     

        
       

            

       

       

       

            

Versión imprimir