twitter instagram facebook
Versión imprimir

           

                  

#VozEnOn


 

 El regreso

   

MIGUEL ÁNGEL OESTE

     

           

Ilustración: Luis Frutos

 

Uno. Regresa #VozEnOn, un espacio centrado en los artistas y profesionales del audiovisual español y latinoamericano, pero que se bifurca al resto de expresiones y, en general, con el baile del mundo. Lo haremos al margen de corrientes, buscando siempre que sea posible la perplejidad que nos ofrecen las ficciones y la vida en toda su extrañeza. Sin olvidar, claro, la actualidad (así que pronto hablaremos de Pedro Almodóvar, que acaba de ganar el León de Oro con La habitación de al lado y recibirá el premio Donostia en unos días). Y si no lo consigo, estarán mis compañeros para orientarme: la guía musical y comunicativa de Fernando Neira, la sapiencia de Héctor Álvarez, el arte infinito de Luis Frutos. Ya se sabe que septiembre, como enero, son los meses de los buenos propósitos.

 

Dos. Durante el verano he visto más de 50 películas que se estrenarán el próximo año. Las he visto para el Festival de Málaga y, aunque no puedo hablar de ellas aún, algunas coinciden con un retrato enojoso, digamos, del presente. Quizás sea un intento de constatar la vida; una vida que parece cada vez más líquida en su deriva virtual.

 

Tres. Sobre esta cuestión hablé con un guionista canadiense que me comentó que no encontraba demasiadas películas y series españolas que indagaran en los temas que nos preocupan como individuos y como sociedad. Le di varios títulos. De entre ellos, destacó Mira lo que has hecho, la serie creada por Berto Romero y escrita por Rafel Barceló, Enric Pardo y el propio Berto.

 

Cuatro. Y como la ficción, sea la que sea, no tiene edad, me dio por pensar en esa serie que navega por la comedia y el drama para impresionarse desde las debilidades humanas. La fuerza dramática se suspende por medio de una dirección que sabe captar la extrañeza de los deseos, frustraciones, culpas, amores… de unos personajes arrastrados por sus miedos en medio de un momento vital complicado. Si la primera temporada finaliza con la muerte del padre de Berto y la intuición de una nueva vida, la apertura de la segunda en el cementerio crea vasos comunicantes con aquella. Una secuencia sin desperdicio que cierra lo anterior –en tono, humor, ritmo– para abrirse a la nueva etapa con una estupenda elipsis. En las tres temporadas se muestra sus vínculos con una realidad en la que todo está en construcción. No solo la fachada del edificio ni la propia casa. Sobre todo la relación ante lo que experimentan los personajes y la realidad cambiante.

 

Cinco. ¿Busca inspiración la ficción audiovisual española en la realidad más cotidiana?, me preguntó este guionista canadiense. De entrada, no supe qué responder. Me lo decía en un sentido muy específico: la de indagar en la realidad desde la incomodidad con un objetivo perturbador. Y no me lo decía en el sentido de que fuesen películas de autor o sesudas, no; me lo comentaba desde los parámetros del cine de género. De ahí que me pusiera de ejemplo la serie de Berto Romero que le había recomendado.

 

Seis. No sé la razón, pero me vino a la cabeza una noticia que había leído sobre grupos de adolescentes que van a ligar a supermercados y colocan piñas de determinada forma y, al parecer, otras frutas, con un significado concreto. El hecho era tan bizarro como pueril. Y, sin embargo, atestiguaba un momento de la juventud y podría ser el incitador de una película adolescente en cualquiera de sus desvíos. No todo el mundo sabe usar una anécdota así para reflejar el estado del momento contemporáneo en el que se mueven los jóvenes, me comentó el escritor canadiense.

 

Siete. Porque a lo que se refería era a combinar el cine no solo para arañar la incomodidad de la realidad, también para testimoniar y mitigarla. Algo que parece fácil, pero que no lo es en absoluto. Tal vez sea el camino para desbordar y llegar de nuevo a comprendernos como personas y como sociedad. O dicho de otro modo: mirar lo que nos sucede con asombro para reflejar las perturbaciones que nos saquen de la zona de confort.

 

                                                                                   

                            
                        

                  
                  

Licenciado en Historia y Comunicación, Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1972) acaba de reeditar en versión revisada Perro negro (antes, Far Leys, 2014), en torno a la figura del malogrado genio del folk británico Nick Drake. Es autor de las novelas Bobby Logan (Zut, 2011),  Arena (Tusquets Editores, 2020), que obtuvo el Premio Memorial Silverio Cañada en 2021, y Vengo de ese miedo (Tusquets Editores, 2022, premio Finestres de narrativa en 2023). También le asiste experiencia en el ámbito de la literatura infantil y juvenil con los títulos Carlota quiere leer (Anaya, 2020) y Sofía, la hormiga sin antenas   (Anaya, 2022). Forma parte del Comité de Dirección de cine del  Festival  de Málaga y es director de la Semana de Cine de Melilla.                         

     
     

        
       

            

       

       

       

            

            

       

       

       

       

Versión imprimir