twitter instagram facebook
Versión imprimir

                            

#VozEnOn


 

 Pedro Almodóvar eterno

   

MIGUEL ÁNGEL OESTE       

Ilustración: Luis Frutos

 

Uno. Siento mucho escribir esto, pero me parece que vivimos en una sociedad cada vez menos tolerante. Quizás también más herida por la enemistad. Una persona tiene una opinión y otra persona tiene la contraria y suele saltar la gresca. En vez de respetarse y aceptar que tienen una visión diferente sobre un tema u otro, parece, o se convierte (o lo convierten) en algo personal. Si alguien del mundo de la cultura (escritores, cineastas, actores, actrices, etcétera) aporta una opinión concreta sobre un asunto social o que nos afecta como seres humanos, el lío ya está montado. Y si encima crea una obra incómoda, pero bella y maravillosa, como ha hecho Pedro Almodóvar, la cosa se complica. En la actualidad, con frecuencia, arden los temas con una facilidad pasmosa.

 

Dos. Ya anuncié en el primer texto de esta nueva temporada que pondría más el foco en las conexiones de la vida y la cultura, tratando, eso sí, de no ser demasiado aburrido. Aunque hoy día tengo la impresión, seguramente equivocada, de que algunos consideran tedioso pensar. Y también que cuando alguien reconocido en el ámbito del cine expone sus ideas, lo hace por capricho. Sin embargo, cuando lo hace se está esforzando y exponiendo, y casi con seguridad le ha dado muchas vueltas al tema. Además de que salir del cómodo silencio supone un esfuerzo.

 

Tres. La próxima semana hablaré del cine Pedro Almodóvar, un cineasta eterno, un autor total, un mito, porque se le conoce pese a que incluso no se haya visto ninguna de sus películas. Le acaban de entregar el Premio Donostia en el Festival de San Sebastián y hace unas semanas obtuvo el León de Oro en el Festival de Venecia con su última película, La habitación de al lado, protagonizada por Julianne Moore, Tilda Swinton y John Turturro. Y, precisamente, o a propósito de esta película y lo que representa, viene todo esto de la enemistad y las opiniones en una sociedad, la nuestra, que arde con demasiada rapidez.

 

Cuatro. “La película habla de una mujer que agoniza en un mundo que también está agonizando”, ha comentado el director. A la vez, ha hablado del cambio climático, la muerte digna y el abrazo de la empatía y la compresión de los demás, al tiempo que condena los discursos contra el odio. Y, claro, sin vacilar, salen corriendo algunos a quemar el esfuerzo de un creador que coloca el arte español en un lugar visible, destilando emociones y experiencias que nos atañen a todos como seres humanos.

 

Cinco. Almodóvar habla en sus últimas películas de la muerte para bucear en la vida, para agarrarla de alguna manera, caminando por la cuerda con el sosiego y la seguridad de un equilibrista. Porque la forma más convincente de hablar de la vida y del paso del tiempo es hablando de la muerte. Es un ejercicio que da vértigo, pero eso es lo que ha demostrado el cineasta manchego no en su última película, sino a lo largo de toda su filmografía, y, ya de paso, en su manera de estar en el mundo. Podría no decir nada, no esforzarse, pero para la vida, como para mantener la calma ante lo que arde cotidianamente, hay que esforzarse. Porque el arte, sea el que sea, es un esfuerzo permanente por ir más allá de lo evidente; ir más allá de la comodidad; y no renunciar al dolor, porque el dolor cuenta y nos revela.

 

Seis. Casi con seguridad, Pedro Almodóvar vuelve la vista atrás. Empieza a estar más en el pasado, en la memoria, en esa búsqueda de esa infancia inmortal, esa infancia que no se asusta de la muerte. Y lo hace con elegancia, con la verdadera emoción infantil de la amistad y la vida.

 

 

           

           

            

            

           

          

                            
                        

                  
                  

Licenciado en Historia y Comunicación, Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1972) acaba de reeditar en versión revisada Perro negro (antes, Far Leys, 2014), en torno a la figura del malogrado genio del folk británico Nick Drake. Es autor de las novelas Bobby Logan (Zut, 2011),  Arena (Tusquets Editores, 2020), que obtuvo el Premio Memorial Silverio Cañada en 2021, y Vengo de ese miedo (Tusquets Editores, 2022, premio Finestres de narrativa en 2023). También le asiste experiencia en el ámbito de la literatura infantil y juvenil con los títulos Carlota quiere leer (Anaya, 2020) y Sofía, la hormiga sin antenas   (Anaya, 2022). Forma parte del Comité de Dirección de cine del  Festival  de Málaga y es director de la Semana de Cine de Melilla.                         

     
     

        
       

            

       

       

       

            

            

       

           

Versión imprimir