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El anecdotario de Javier Ocaña

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La película prohibida que reinventó Vitoria en un estudio


Gregory Peck, Anthony Quinn y Omar Sharif conformaban un reparto de ensueño para un filme bellísimo sobre los maquis. Por supuesto, la censura no lo permitió



JAVIER OCAÑA (@ocanajavier)

Emeric Pressburger, judío nacido en Hungría y afincado finalmente en Reino Unido, fabuloso codirector y coguionista junto a Michael Powell de obras maestras de los años cuarenta y cincuenta como Las zapatillas rojas, A vida o muerte y Narciso negro, publicó la novela Killing a mouse on Sunday en 1961. Inspirándose en la vida y los últimos días de Francisco Quico Sabaté, anarquista miembro del maquis, la lucha de la guerrilla antifranquista tras la finalización de la Guerra Civil Española, Pressburger abordó un periodo y una figura que la dictadura deseaba obviar o, en todo caso, tratar de otro modo: como a bandoleros criminales en lugar de combatientes. Así que cuando el reputado cineasta estadounidense Fred Zinnemann se propuso adaptar el libro a película, no tuvo más remedio que rodarla en Francia y no en España.

 

Alexandre Trauner, fabuloso director artístico tanto en Francia –en películas del realismo poético dirigidas por Marcel Carné– como posteriormente en Hollywood, donde por ejemplo creó el gran escenario de oficinas de El apartamento, fue el encargado de hacer que Vitoria pareciera Vitoria aun rodándose en un estudio francés. Ambientada en una ciudad ficticia llamada San Martín, pero con escenarios que reproducían la Plaza de la Virgen Blanca, Los Arquillos, la Plaza del Machete y el Hospital de Santiago Apóstol, la película, magnífica en sus resultados, estaba además protagonizada por tres estrellas: Gregory Peck como el guerrillero, aquí llamado Artíguez; Anthony Quinn, como el jefe de la Guardia Civil obsesionado con su captura; y Omar Sharif, interpretando a un sacerdote que ejerce de contrapunto ideológico y moral.

 



 

Antes del rodaje, Zinnemann y Trauner habían viajado a España, donde tomaron abundantes fotos e hicieron dibujos de los lugares que luego representaron. Cuentan que en ese trayecto se sintieron en todo momento vigilados por las autoridades franquistas, que seguramente se olieron que aquella presencia no era buena para el régimen. “Estuvimos en el Norte: en Vitoria, en Burgos… Pero había que ir con cuidado con Franco y con la Guardia Civil. Ustedes son muy jóvenes, pero en aquella época había que ir con pies de plomo porque podían matarte”, declaró Zinnemann, director de Solo ante el peligro, en una entrevista de septiembre de 1987 a la revista Dirigido por…

 

Por supuesto, el estreno de Y llegó el día de la venganza, bellísima en su estética, sólida en su narración e interesantísima en sus conflictos morales, fue prohibido en España, y no se pudo ver en los cines hasta el año 1978. Ahora se puede disfrutar en la plataforma Flixolé.

 

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